Ciudad del Vaticano (Viernes, 20-03-2020, Gaudium Press) Con firma del Cardenal Robert Sarah, prefecto, y del secretario de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha sido emitido un decreto en el día de ayer sobre las celebraciones de las próximas fiestas pascuales.
El decreto, expresa que la fiestas del Triduo Pascual, corazón del año litúrgico, no pueden ser trasladadas. Sin embargo, la Misa Crismal, sí podría ser trasladada a otra fecha por decisión del obispo.
Señala el decreto que el Obispo del lugar en unión con cada Conferencia Episcopal, dará las indicaciones para que en cada catedral o iglesia parroquial sea celebrado el triduo pascual. Si es sin participación de fieles, el decreto señala que se avise a «los fieles la hora del inicio, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias casas».
Sobre la ceremonia de la Cena del Señor del Jueves Santo, se suspende el lavatorio de los pies y la procesión al final de la misa. El Santísimo Sacramento quedará reservado en el Sagrario.
Para el Viernes Santo, el Obispo o el Párroco celebrará la Pasión del Señor, con especial intención por «los enfermos, los muertos, quien ha sufrido alguna pérdida».
En la celebración de la Vigilia Pascual, se omite el fuego o lucernario del inicio de la vigilia. Sólo se enciende el cirio y no habrá procesión. Si habrá pregón pascual, al que sigue la liturgia de la Palabra, en la liturgia bautismal solo se renovarán las promesas bautismales y luego vendrá la liturgia eucarística.
El decreto expresa que las personas que no puedan unirse a la Vigilia Pascual en la iglesia, recen el Oficio de Lectura (breviario) del Domingo de Pascua.
Sobre lo que se debe hacer en monasterios, seminarios y comunidades religiosas, tiene la decisión el Obispo de la Diócesis.
Eventos de piedad popular, como las procesiones que habitualmente se realizan en Semana Santa y en los días de triduo pascual, podrán ser trasladadas a otras fechas, como «el 14 y 15 de septiembre».
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