Silver Spring (Lunes, 23-03-2020, Gaudium Press) En la búsqueda de alternativas libres de riesgo de contagio de COVID-19, la escuela católica de San Andrés Apóstol en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, organizó una jornada de Adoración Eucarística en la que los fieles participaron desde sus vehículos, cumpliendo las normas de prevención y permitiendo una participación parroquial notable.
La forma de Adoración permitió cientos de participantes sin riesgos de contagio. Foto: Catholic Standard. |
«Está ocurriendo una paradoja muy hermosa. Hay una contradicción en la vida de las personas en el hecho de que están comenzando a darse cuenta de lo que no tienen. La ausencia está creando un anhelo de presencia», indicó a Our Sunday Visitor el párroco de San Andrés Apóstol, P. Dan Leary. Lo que Dios está permitiendo es este encuentro divino de amor. Él está volviendo los corazones y los ojos de la gente hacia Él».
La jornada surgió de las numerosas peticiones y sugerencias de los feligreses locales tras el decreto que suspendió las Eucaristías públicas en la Arquidiócesis de Washington, a la cual pertenece la parroquia. La idea de un encuentro en el cual los feligreses no tuvieran que descender de sus vehículos generó entusiasmo entre los fieles y más de 150 automóviles ingresaron en el lugar para tomar parte. «Fue realmente poderosa. La gente estaba profundamente impactada por la realidad de esto», afirmó el P. Leary. «Estuvo bien hecho y bien organizado. Realmente estoy complacido por la forma en que salió todo».
Según expuso el sacerdote, la parroquia trabaja en un calendario en el cual los fieles se suscriban a realizar Horas Santas desde sus hogares. El presbítero envió una carta a sus feligreses en la que los animó a vivir con fe el período de aislamiento. «No es casualidad que se nos pida que hagamos este sacrificio eucarístico durante la Cuaresma. Se nos pide que vayamos al desierto, en cierto sentido, donde seremos ‘resecados’ y anhelaremos el Cuerpo y la Sangre de Cristo de una manera que quizás nunca antes habíamos sentido», concluyó el párroco. «Qué bueno es Dios al permitir este tiempo de gracia».
Con información de Our Sunday Visitor.
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