Roma (Lunes, 30-03-2020, Gaudium Press) Parece que las normas anti-coronavirus están justificando en ciertos lugares acciones con sabor a desconocimiento de derechos fundamentales.
Mientras que comúnmente esas nuevas reglamentaciones permiten ir a tiendas de abarrotes o incluso ferreterías o hasta tiendas de artículos electrónicos, por lo general impiden la asistencia de feligreses a eucaristías, incluso aunque se cumplan con las más estrictas medidas de prevención sanitaria.
Informa Caserta24ore que carabineros italianos irrumpieron en una iglesia franciscana en San Anastasia, en las faldas del monte Vesubio, mientras el párroco celebraba una misa de puertas cerradas con militares de la compañía del Castello di Cisterna. Los asistentes habían entrado por una puerta lateral, y no les era destinada a ellos una misa especial, sino que estaban participando de la eucaristía que un fraile celebraba para sí a las 8 horas. Los asistentes fueron reseñados por los carabineros.
Algo similar ocurrió en Nocera Inferiore, cerca de Salerno, donde la policía detuvo una misa en la que participaban un sacerdote, el vice párroco y seis fieles, y también reseñó a los asistentes.
Las acciones anti-misa adquieren ribetes surrealistas cuando se conoce que los asistentes a la consagración de la ciudad de Giulianova a la Virgen del Esplendor, fueron denunciados a los carabineros por incumplir las normas anti-coronavirus. A la consagración que se repite desde el S. XVI, asistían 5 sacerdotes, tres periodistas y cuatro funcionarios gubernamentales -entre ellos el alcalde- sumando un total de 12 personas. Se afirma que los denunciantes eran contradictores políticos de los funcionarios. Los asistentes a esta ceremonia portaban máscaras tapabocas, y mantenían prudente distancia entre ellos.
Entre las preguntas que se hacen los denunciados están: ¿Por qué equiparar la práctica religiosa a una ida a un restaurante o a un estadio de fútbol? ¿Por qué presumir que en las iglesias habrá aglomeración de personas, y no en un supermercado o en una farmacia? ¿Por qué no permitir más misas para evitar aglomeraciones como se hace en Polonia?
Asimismo, los afectados se preguntan si las denuncias no provienen de personas que mantienen una animadversión ideológica a la práctica católica. Pero también cuestionan si la propia reglamentación anti-coronavirus no está comportando un ataque al derecho constitucional a la libertad de cultos, haciendo que se recuerden hechos de la Historia persecutorios de la Iglesia, como la supresión de cultos en la Revolución Francesa o en la Revolución Comunista. En Italia, actualmente, un fiel solo puede ir a la Iglesia a rezar si está en camino a comprar artículos de primera necesidad o va al trabajo.
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