Madrid (Martes, 14-04-2020, Gaudium Press) El confinamiento obligado, generado por la pandemia del coronavirus, no ha impedido que Madrid celebre a su copatrona: la beata María Ana de Jesús.
Foto: FB-Amigos Beata María Ana de Jesús. |
La celebración, que ocurrirá el 17 de abril, tendrán lugar en el Convento de las Madres Mercedarias de Don Juan de Alarcón, donde se encuentra el cuerpo incorrupto de la beata, pero ante la imposibilidad de conmemorarse en el templo se realizarán en esta oportunidad en la parroquia de Santa Maria de la Merced de Las Rosas, custodiada por los Padres Mercedarios Descalzos.
Los homenajes a la copatrona de Madrid tendrán como antesala un triduo en su honor, que se desarrollará los días 15, 16 y 17 de abril con el rezo del Santo Rosario a las 19:30 y el ejercicio del Triduo; y a las 20:00 la celebración Eucarística presidida por el Padre Agustín Devesa del Prado, Superior General OMD.
Cultos a los que se podrán unir espiritualmente los fieles y seguirlos en vivo desde la página en Facebook «Amigos Beata María Ana de Jesús», y en el canal de YouTube de los Padres Mercedarios Descalzos.
Beata María Ana de Jesús, terciaria Mercedaria
La beata María Ana de Jesús nació en Madrid el 21 de enero de 1565. Pertenecía a noble familia: era hija de Luis Navarro Ladrón de Guevara, quien servía en la corte del rey Felipe III.
Estando muy joven, su padre había concertado su matrimonio con un joven, pero la beata se opuso de manera rotunda, ya que tenía la firme decisión de entregar su vida a Dios consagrando su virginidad. Esto no agradó mucho a su padre y a su madrastra, quienes la trataron con gran crueldad.
Pasados unos años, en 1598, María Ana dejó su casa paterna, retirándose a una pequeña celda cerca de la ermita de Santa Bárbara, recibiendo el apoyo del Fray Juan Bautista, quien era su confesor y quien luego fundó a los Mercedarios Descalzos.
Poco después profesa como terciaria mercedaria dedicándose a la oración, la penitencia y al servicio de los más pobres y necesitados de la ciudad de Madrid.
Su fama de santidad era tal que incluso hasta los príncipes visitaban su sencilla morada, todos cautivados también por el don de profecía que tenía y la unión mística con Dios.
Esta unión con Dios era tan notoria que cuentan que el día que falleció, el 17 de abril de 1624, se encontraba en completo éxtasis. Tenía 59 años de edad.
En 1783 fue beatificada por el Papa Pío VI, y el Ayuntamiento de Madrid la declaró, junto con san Isidro Labrador, copatrona de la ciudad. Su proceso de canonización es impulsado por la Archidiócesis de Madrid.
Con información de Archidiócesis de Madrid y Catholic.net.
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