Calatayud (Jueves, 16-04-2020, Gaudium Press) Miles de capellanes alrededor del mundo han acompañado y siguen acompañando a los enfermos, sobre todo en tiempos de pandemia como la que se vive en la actualidad. Varios testimonios de estos sacerdotes, que «están al pie del cañón» llevando a Jesús a quienes sufren la enfermedad, han salido a la luz.
Uno de ellos es del Padre José Manuel Vargas quien sirve en el Hospital Ernest Llunch de Calatayud, provincia de Zaragoza en España. El sacerdote, en entrevista publicada por Iglesia en Aragón -medio de comunicación de la Iglesia católica en Aragón, conformada por seis diócesis-, donde cuenta su experiencia en tiempos de coronavirus:
«La presencia del capellán en estos días es, como cualquier otro momento, continúa y, aún no estando en algunos momentos físicamente allí, estamos totalmente localizables y siempre preparados para poder acudir a cualquier urgencia. Ciertamente en estos días se requiere de nuestra presencia, pero en la mayoría de los casos, no es para atender enfermos por coronavirus».
Padre José Manuel Vargas, capellán del Hospital Ernest Llunch de Calatayud / Foto: Iglesia en Aragón. |
Dice, además, que si el auxilio espiritual es requerido para algún paciente con esta enfermedad, están siempre disponibles y tomando las precauciones necesarias:
«Si el servicio hay que prestarlo a un paciente de Covid-19, las precauciones que ha de tomar el capellán son las mismas que cualquier otro miembro del personal sanitario que le atienda. No hay, por tanto, ningún impedimento para que el capellán pueda asistir y acompañar al paciente que lo requiriese», indica.
Lo capellanes, como puentes entre Dios y los hombres, igualmente se han convertido en esperanza y aliento para el personal médico de los hospitales. «El personal médico y sanitario, al encontrarse con nosotros por los pasillos nos piden que intensifiquemos nuestras oraciones», dice el presbítero.
El Padre Vargas, asimismo, reconoce que la presencia de un sacerdote en el hospital es muy importante, ya que, en primer lugar es «un signo de esperanza, el recordatorio continuo de que en Dios tenemos el asidero más seguro para momentos como el que vivimos y, además, es señal de que la Iglesia no se esconde ni se retira, sino que se mantiene junto a los que sufren y luchan en primera línea de batalla».
El capellán tampoco cesa en la oración, por eso ha dirigido, además, una plegaria a la Madre de Dios: «Que nuestra Santísima Madre, la Virgen María, Salud de los enfermos y Consoladora de los afligidos, nos acompañe a todos con su amorosa y maternal intercesión».
Junto al Padre Vargas, también están asistiendo a los enfermos del Hospital Ernest Llunch otros dos sacerdotes de la Unidad Pastoral de Calatayud, los presbíteros Justo Sánchez y Javier Sanz.
Con información de Iglesia en Aragón.
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