Bochnia (Jueves, 16-04-2020, Gaudium Press) La Iglesia está cerca de quien más necesita, sobre todo en tiempo de pandemia. Esto es lo que ha demostrado un grupo de monjas polacas, que han reemplazado al personal de un asilo de ancianos luego de verse afectados por un brote de Covid-19.
El hecho fue dado a conocer por TVN24, medio de comunicación de Polonia, que fue replicado por Aleteia. Según detalló el informativo, el brote de coronavirus ocurrió en un hogar de ancianos en Bochnia, centro que acoge a casi 30 residentes con discapacidades de aprendizaje, donde 15 empleados resultaron contagiados por el virus.
Este suceso llevó a que el personal se viera obligado a guardarse en cuarentena, y a que las religiosas se ofrecieran voluntariamente para servir a los adultos mayores, poniendo en riesgo su propia salud.
Las religiosas están acompañando a los ancianos mientras el personal se recupera del brote de Covid-19 / Foto: Elien Dumon por Unsplash. |
Se trata de un grupo de hermanas dominicas que han asumido el servicio del hogar de ancianos como un acto de sacrificio, pero también de servicio, ofreciendo atención a todos los residentes durante las 24 horas. Todo, mientras el personal pasa su confinamiento y pueda regresar al hogar.
«Haremos lo que podamos», dijo a TVN24 la Hermana Julieta, señalando además que han llegado al centro de ancianos para «sin temor», «entregarnos a personas que tienen una gran necesidad».
Indicó que «haremos todo lo posible para aliviarlos espiritual y físicamente». Por esta razón prestan su servicio acogiendo los cuidados personales, con el uso de mascarillas, guantes, gorros y delantales «para protegernos a nosotras y a nuestros pacientes».
Pero la confianza en Dios es lo que más las motiva: «Simplemente lo ponemos todo en manos de Dios. Las hermanas queremos servir a otras personas independientemente de las consecuencias».
Esta entrega sin importar las consecuencia, además, ha inspirado a otros, como los frailes dominicos, quienes han expresado su deseo de apoyar a las religiosas en el acompañamiento y servicio de los ancianos.
También en Roma
Pero las religiosas polacas no son las únicas que han dado testimonio de entrega en medio de la dificultad de la pandemia. Las Hermanas de la Cruz en Roma, en unidad con su labor misionera, vienen visitando a ancianos y enfermos solos en la Ciudad Eterna.
En medio del confinamiento obligado, además de llevar mercados con productos de primera necesidad, también ofrecen una luz de esperanza ante la incertidumbre que ha traído la enfermedad.
Las hermanas ayudan a los ancianos y enfermos a comprar alimentos, los limpian, les colaboran con las tareas del hogar y les dan compañía.
Con información de Aleteia y Aciprensa.
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