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Valencia (Viernes, 17-04-2020, Gaudium Press) En una entrevista concedida a la agencia Zenit, el El Capellán del Hospital Clínico de Valencia, P. Juan José Segarra, describió el apostolado que desarrolla entre los enfermos de coronavirus y otras enfermedades. Al hablar de la importancia de la Unción de Enfermos para los pacientes, confirmó que según su experiencia personal, muchos de ellos se recuperan satisfactoriamente al recibir este Sacramento.
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| El P. Segarra junto a un paciente con COVID-19 para quien grabó en video el funeral de su padre de forma que pudiera despedirse espiritualmente. Foto: Arquidiócesis de Valencia. |
Según las normas actualmente en vigor en su hospital, el p. Segarra informó que visita a los pacientes con COVID-19 cuando ellos mismos o sus familiares lo solicitan. «La mayor necesidad que veo en los afectados por la enfermedad es el acompañamiento físico y el consuelo espiritual directo de una manera más asidua». En los casos de personas que están muriendo a causa de la enfermedad, el sacerdote imparte «el Sacramento de la Unción de los Enfermos, junto con la Indulgencia Plenaria del Papa, otorgada por esta situación, y la recomendación del alma».
«Lo vivo con mucha intensidad emocional y espiritual. A veces uno llora emocional y espontáneamente, sin saber la razón concreta», describió el sacerdote, quien destacó el sufrimiento de los enfermos, los grandes esfuerzos del personal de salud, y la frustración por no poder hacer más, materialmente. «Cada vez que administro la Unción de los enfermos, ya sea a personas gravemente enfermas, mayores o enfermos en general, siento la presencia de Cristo conmigo en la habitación. Siento que estoy haciendo algo valioso para esa persona y me siento confirmado en mi fe y en mi sacerdocio».
Pero los beneficios del Sacramento no son exclusivamente espirituales. «Como experiencia especial, diría que, además de observar intensamente la presencia de Cristo, también he visto cómo, después de administrar la Unción de los enfermos, muchos de los enfermos se curan», relató el Capellán. «Sabemos que el Sacramento no es un rito mágico, pero es realmente efectivo con respecto a la curación del cuerpo, junto con el perdón de los pecados de toda la vida pasada de la persona que lo recibe. Tanto es así, que me gustaría que alguien lo haga por mí, en caso de que no pueda solicitarlo y que nunca dependa, ni siquiera puntualmente, de la persona responsable de mi atención médica en el hospital donde ingresé y quien podría poner un impedimento a la hora de entrar a mi habitación para administrarme el Sacramento».
En el caso de las personas que no superan la enfermedad, uno de los dramas más notable es el de la familia que no puede despedir a su ser querido. «La oración por excelencia que les sugiero es la Santa Misa, que es lo mejor que puede ofrecer un sacerdote», concluyó el p. Segarra. «No somos una especie de ‘psicólogos espirituales’, sino que además, administramos los Sacramentos, que tienen un efecto real en el alma para consolarla, como ninguna palabra que un ser humano pueda pronunciar para alentar a alguien».
Con información de Zenit.
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