Bucarest (Domingo, 19-04-2020, Gaudium Press) A Mons. Virgil Bercea,
obispo Greco-católico de Oradea en Rumania, las restricciones al
culto de estos días le recuerdan las épocas de la dictadura de Ceausescu.
«Hemos
experimentado esto antes, cuando no tener nada era normal. En ese
momento era el comunismo, y ahora es el coronavirus. La situación es
diferente, pero las realidades son muy parecidas», expresó el
prelado en días pasados a CNS.
«Nuestra
iglesia fue prohibida y obligada a vivir clandestinamente bajo el
comunismo: no teníamos sacerdotes y teníamos que adorar en nuestros
hogares», recuerda Mons. Bercea, quien fue él víctima
personal de las persecuciones bajo el regimen tiránico.
Esperanza de que las restricciones terminen pronto
«Ahora
todo está cerrado nuevamente, iglesias, escuelas y universidades, y
todo lo que queda una vez más es la oración en casa. Es una
situación angustiosa y difícil, y muchos dicen que la situación
bajo el comunismo ha regresado. Pero entendemos sus sufrimientos y
podemos esperar que termine pronto esta vez”, desea el obispo, quien revive recuerdos de
cuatro décadas, cuando “no había posibilidad de adorar, y menos
aún celebrar la Pascua”.
Es
cierto también que, como en Europa occidental, han ocurrido en
Europa del este algunos casos de exceso de ‘celo’ policial o estatal a la
hora de exigir cumplimiento de normas de prevención para
coronavirus en iglesias. Es verdad también que la
normatividad es diferente por país.
Pero
si hay algo que es común es el creciente deseo de millones de fieles de todo el
orbe, de que se retomen los servicios religiosos, aunque para ello se
deba establecer regulaciones o medidas al interior de los templos para cuidar la salud.
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