París (Miércoles, 22-04-2020, Gaudium Press) Ocurrió también el pasado domingo, como ya lo ha habido en otros lugares del mundo, cuando policías y esta vez armados, interrumpieron una misa en París.
Padre De Maistre
El P. Philippe de Maistre, de la parroquia San Andrés de Europa, celebraba la misa con solo siete personas:
«Yo mismo, un servidor, un cantor, un organista, y tres parroquianos para dar las respuestas [de la misa] y hacer las lecturas. En medio de la misa, tres policías armados han penetrado en la iglesia -dice el P. De Maistre con la voz aún tomada por la fuerte impresión. Ahora, la autoridad de policía en una iglesia es el cura. Aparte de los bomberos, la policía no puede entrar, en tanto no haya sido llamada por el cura», expresó el sacerdote.
Se pronuncia el Arzobispo de París
El Padre comentó el hecho con el Arzobispo de París, Mons. Michel Aupetit, quien se pronunció en las ondas de Radio Notre – Dame:
«Los policías entraron armados en la iglesia -destacó el prelado; ahora, hay prohibición formal a los policías de entrar con armas en una iglesia. ¡No había terroristas! Es preciso conservar la cabeza fría y detener ese circo. Si no, vamos a tomar la palabra y (…) ¡gritar bien fuerte!».
De acuerdo a la legislación vigente, la policía no puede ingresar a un templo salvo una seria amenaza de orden público, lo que sería muy difícil de sustentar en la casi solitaria misa del domingo del P. De Maistre.
Actitud agresiva
De hecho la actitud de los policías fue por demás agresiva, según el relato del sacerdote oficiante: «Elegí continuar la misa, pero la policía nos ordenó detenernos. El jefe de los policías exigió que ellos ‘multasen al señor’ -yo- y ha dejado a sus dos adjuntos proceder. Mi servidor del altar, él mismo un policía, descendió para dialogar con ellos. Pero partieron al cabo de veinte minutos después de haber exigido que los tres parroquianos saliesen». Después de los hechos, hubo una amable conversación con el comisario de policía de la zona.
Probablemente un vecino, alertó a la policías
El sacerdote comentó que escuchó después de los hechos un mensaje en su buzón telefónico que gritaba: «¡Misa clandestina en San Andrés!», algo que no ocurría, pues no había violación normativa dado que las puertas del templo siempre permanecieron cerradas. «Misa clandestina», la expresión amerita el comentario posterior hecho por el Arzobispo de París: «Se está en una época que recuerda ciertas épocas de Francia no muy felices, como la Ocupación», refiriéndose al dominio ejercido por Alemania en el país galo de 1940 a 1944.
Consultado por Le Figaro el Ministerio del Interior francés sobre lo que está permitido en estos casos, afirmó que «un oficio puede ser celebrado por un ministro de culto, pero a puerta cerrada, a fin de ser transmitido por la midia. El ministro de culto puede ser asistido por algunas personas, si necesario y en un número el más restringido posible, para proceder al registro de la ceremonia».
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