Sorsogon (Viernes, 24-04-2020, Gaudium Press) En una región rural al sur de la isla de Luzón, en Filipinas, los servicios de Cáritas, la agencia benéfica de la Iglesia, se enfrentaban a una situación particular. Los pobladores locales producían alimentos, pero no podían transportarlos a los mercados a causa de las medidas de aislamiento, por lo que se empezaba a agravar una situación de desabastecimiento a la que se respondía insuficientemente desde las autoridades.
Una de las Estaciones de la Bondad de Cáritas Filipinas. Foto: Caritas Philippines |
«Desde el principio tuvimos muy claro que no queríamos hacer un reparto de ayuda de emergencia», indicó a Alfa y Omega el responsable local de Desarrollo de Alianzas de Cáritas Filipinas, Jing Rey Henderson, quien expuso la solución, inspirada en el conocimiento de que existían suficientes recursos al interior de la misma comunidad. Para motivar una respuesta caritativa espontánea se creó la «Estación de la Bondad», un punto de distribución de alimentos inspirado en tres indicaciones sencillas: «Toma lo que necesites, deja para los demás, da lo que puedas».
De esta manera se motivó una colaboración a todos los niveles, en la cual todos aportan desde su posibilidad. «Ha habido gente que no se ha querido llevar nada más que una lata de sardinas y una manzana para su nieto», indicó Henderson, ya que, según explicaron, «todavía tenemos arroz, otros pueden necesitarlo más». Otros traen sin llevar nada a cambio o aportan mucho más de lo que toman. «Permítanos el orgullo de contribuir con algo, porque rara vez ocurre», expresó una mujer que tomó cangrejos recién pescados tras haber traído fideos, sardinas y café. «Así es como si también nosotros fuéramos ricos».
El proyecto se ha ido replicando por los buenos resultados que ha tenido en medio de la población, además de la posibilidad de llevar ayuda sin agotar los recursos de las autoridades ni de las organizaciones benéficas. Según cálculos de Cáritas, las Estaciones de la Bondad ya han distribuido bienes por un valor de 1.8 millones de euros mientras que los fondos gubernamentales se han reducido notablemente de forma reciente. «Las comunidades podrán ser capaces de cuidarse solas porque hemos despertado en ellas el sentido de familia, unidad, disciplina y donación», concluyó Henderson.
Con información de Alfa y Omega.
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