Milán (Sábado, 25-04-2020, Gaudium Press) La población de Brugherio, Italia, conserva todavía tres sencillas columnas votivas con la señal de la cruz conocidos como «Cruces de la Peste». Estos monumentos recuerdan la Peste de 1576, también llamada «Peste de San Carlos» por el notable testimonio de fe y caridad de San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán. Las columnas se levantan en los lugares donde se habilitaron altares para la celebración campal de la Eucaristía durante medidas de aislamiento similares a las actuales.
San Carlos Booromeo, llevando los sacramentos a un enfermo en las calles de Milán en 1576. |
La primera característica notable del testimonio del Arzobispo de Milán fue no abandonar a su pueblo a la llegada de la epidemia, como sí lo hicieron las autoridades civiles. A pesar de tener que cerrar los templos para prevenir el contagio de la enfermedad, el prelado ordenó la construcción de altares al aire libre, donde los sacerdotes pudieran celebrar la Eucaristía y los fieles pudieran asistir desde la seguridad de sus hogares.
San Carlos también creó la hoy extendida devoción de las 40 Horas de Adoración Eucarística, a través de la cual imploró por el final de la epidemia. También motivó la entrega de numerosos voluntario para ayudar a los habitantes, donó recursos abundantes a los más necesitados y organizó procesiones por las calles de la ciudad para llevar consuelo a los fieles. En una de ellas portó la reliquia de un Clavo Sagrado empleado en la Crucifixión de Jesucristo.
Al final de la epidemia, los altares temporales fueron retirados y los fieles retornaron a los templos para adorar. Pero la gratitud de los fieles por el celo apostólico de los sacerdotes motivó la elaboración de columnas votivas que dejaron un testimonio a las siguientes generaciones de la fe y la caridad en tiempos de contagio.
Con información de Aleteia.
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