Ciudad del Vaticano (Lunes, 27-04-2020, Gaudium Press) Ayer, en la meditación del ‘Regina Coeli’, hecha por el Papa desde la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano, el Pontífice invitó a poner a Dios en el camino de nuestras vidas. Y para ello, meditó los textos evangélicos que narran el acompañamiento que Jesús hizo en el camino de dos discípulos a Emaús.
Señaló el Papa que los discípulos comenzaron su camino de regreso a Emaús ‘cuesta abajo’ «en la tristeza»; pero después de haberse dado cuenta que estaban con Jesús, se devolvieron a Jerusalén ‘cuesta arriba’ «en la alegría».
«En el primero está el Señor caminando a su lado, pero no lo reconocen; en el segundo ya no lo ven, pero lo sienten cerca de ellos. En el primero están desanimados y desesperanzados; en el segundo corren para llevar a los demás la bella noticia del encuentro con Jesús Resucitado», dijo el Papa.
Los que se ponen a sí mismos en primer lugar – Los que colocan a Jesús
Estos dos caminos, traen enseñanzas para los hombres de hoy:
«Está el camino de los que, como aquellos dos del principio, se dejan paralizar por las desilusiones de la vida y van adelante con tristeza, y está el camino de los que no se ponen a sí mismos y sus problemas en primer lugar, sino a Jesús que los visita, y a los hermanos que esperan su visita. Es decir, los hermanos que esperan que nosotros cuidemos de ellos».
Jesús está vivo, y me ama
¿Cómo transitar por el camino de ‘la alegría’, incluso en medio de dificultades? Es «dejar de orbitar alrededor de uno mismo, a las decepciones del pasado, a los ideales no realizados, a tantas cosas feas que han pasado en la propia vida», y «seguir adelante mirando a la realidad más grande y verdadera de la vida: Jesús está vivo, Jesús me ama», expresó Francisco.
Eso, en concreto se hace pasando «de los pensamientos sobre mi yo, a la realidad de mi Dios; pasar – con otro juego de palabras – de los ‘si’ a ‘sí’. De los ‘si’ a los ‘sí’ «. Síes como «si Dios me hubiera escuchado», o «si la vida hubiera ido como yo quería», son estériles. «Este ‘si’ no ayuda, no es fructífero, no nos ayuda a nosotros ni a los demás. Estos son nuestros ‘si’, similares a los de los dos discípulos, quienes pasan, sin embargo, al sí: ‘Sí, el Señor está vivo, camina con nosotros. Sí, ahora, no mañana, nos ponemos en camino de nuevo para anunciarlo’ «.
Es decir, hubo un encuentro de corazón con Jesús.
Lo escuchan, lo dejan entrar al corazón y le rezan
«Los dos de Emaús le abren primero su corazón, luego le escuchan explicar las Escrituras, y entonces lo invitan a casa. Son tres pasos que también nosotros podemos cumplir en nuestras casas: primero, abrir el corazón a Jesús, confiarle las cargas, los cansancios, las desilusiones de la vida, confiarle los ‘si’; y después, el segundo paso, escuchar a Jesús, tomar el Evangelio en mano, leer hoy este pasaje, el capítulo veinticuatro del Evangelio de Lucas; tercero, rezarle a Jesús, con las mismas palabras que aquellos discípulos: «Señor, quédate con nosotros» (v. 29): con todos nosotros, porque te necesitamos para encontrar el camino», expresó el Pontífice.
» ‘Señor, quédate conmigo. Señor, quédate con todos nosotros, porque necesitamos de Tí para encontrar el camino’. Y sin Ti, hay noche», insistió Francisco.
Y ejemplificó cómo el encuentro con el Señor hace que no haya «ningún imprevisto, no hay subida, no hay ninguna noche que no se pueda enfrentar con Jesús», como ocurrió con los discípulos de Emaús, que después de haber reconocido al Señor tuvieron fuerza para enfrentar las adversidades.
Con información de Vatican News
Deje su Comentario