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Bogotá (Miércoles, 18-11-2009, Gaudium Press) ¿Cómo enfrentarse a una cultura comunicacional?, ¿De qué manera la comunicación ayuda en la construcción de la comunidad-fraternidad?, ¿Cómo no reducir la comunicación a los medios? Son algunos de los cuestionamientos que el padre Carlos Arturo Quintero -Secretario Ejecutivo de Comunicación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)- hace en su documento «La Comunicación: Un Desafío para la Formación Sacerdotal», publicado re
En dicho documento, el sacerdote plantea -ante el mundo globalizado y la tecnología de la comunicación- la necesidad de una conversión pastoral para entender que el ser humano es un ser por naturaleza comunicacional, aceptar que los medios de comunicación ejercen un fuerte impacto en la cultura, diferenciar la comunicación mediática frente a la comunicación como proceso de relaciones y asimilar la comunicación como un camino hacia la comunión.
«Si bien los medios de comunicación son fundamentales para difundir el anuncio, estos medios no deben sustituir las relaciones interpersonales», citando parte del documento conclusivo de Aparecida, el Padre Quintero resalta la importancia de no olvidar la riqueza relacional de los seres humanos y no limitar la comunicación a los medios o a la información.
Sabiduría y prudencia ante las nuevas tecnologías
El sacerdote también explica en su texto que es importante que la Iglesia responda con sabiduría y prudencia ante las nuevas tecnologías de la información: «No hay duda que los tiempos han cambiado y que hoy, frente a los avances tecnológicos, la Iglesia debe responder con sabiduría y prudencia. Hoy no debe mirarse el mundo de los medios de comunicación y la cultura digital, sino revisar todo un panorama comunicacional, reconocer que el hombre no puede vivir sin comunicación».
Igualmente, resalta que «la comunicación es un don de Dios», es decir, es inherente al ser humano y, como tal, va más allá de una realidad mediática, y que «los medios deben estar al servicio del hombre, no el hombre al servicio de los medios». Por tal razón -como explica en su documento-, es necesario llevar un proceso de formación en comunicación dentro de los seminarios para que los futuros sacerdotes «conozcan las bondades de los medios» y hagan uso de ellos como una herramienta que está al servicio de la evangelización.
El reto: tejer relaciones fraternas y mejorar los canales de comunicación
El Padre Quintero concluye en su documento que uno de los retos que tiene la Iglesia -particularmente los seminarios- es tejer relaciones fraternas y mejorar los canales de comunicación: «Dialogar con el obispo o con los sacerdotes, con una Superiora, con el Rector del seminario o con los formadores, debiera ser un signo de confianza, de acogida, de caridad pastoral».
Recordó que Jesucristo fue un «comunicador por excelencia», que el bautizado lo tiene a Él como modelo que «escucha, acoge y proclama», y que -de esta manera- «el discípulo está llamado a escuchar la Palabra de Dios, a acoger a Jesús en su corazón, a proclamarlo ante sus hermanos y a generar relaciones de comunión y participación».
Por Sonia Trujillo
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