Seúl (Martes, 15-12-2009, Gaudium Press) En comunicado expedido el 6 de diciembre pasado por el obispo de Incheon y presidente de la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Coreana, Mons. Bonifacio Choi Ki-san, se hace un profundo cuestionamiento del modelo de desarrollo que se está implementado en Corea: «No podemos dejar de ver el hecho que el modelo de desarrollo practicado en Corea es sobre todo benéfico a los intereses de un pequeño grupo de poderosos, y no se ocupa de los socialmente débiles», afirma el comunicado publicado en la página web de la Conferencia Episcopal Coreana.
«Nosotros podemos decir que esta crisis [la crisis financiera global] resulta de la codicia, -continúa el documento- la cual ha reforzado el insaciable frenesí y el deseo del consumismo bajo pretexto de desarrollo, y el abuso de autoridad en desmedro de los principios éticos de justicia y bien común».
El comunicado alude a algunas de las políticas implementadas por Lee Myung-bak, presidente de ese país elegido al final del año 2007, quien ha sido señalado de favorecer a las comunidades protestantes en detrimentos de otras confesiones existentes en el país. En Corea el 10% de los habitantes son católicos, alrededor de 5 millones de personas.
«Salido del mundo de la empresa, Lee Myung-bak hizo reducir los impuestos de las grandes sociedades, disminuyendo las ayudas sociales», expresó al diario francés La Croix el padre Hugo Park Cheong-woo, secretario general de Justicia y Paz. Antes de ser presidente, Myung-bak dirigió el reconocido conglomerado Hyundai. «Nosotros no deseamos intervenir directamente sobre la escena política, no es nuestro rol -afirma el padre Park-. Pero si vemos un problema moral en las determinaciones políticas, y si nosotros estimamos que la dignidad humana es escarnecida, entonces debemos intervenir».
Uno de los hechos puestos en foco, es el proyecto de rehabilitación de cuatro ríos del país, con un presupuesto de más de 10 mil millones de euros, que ha sido indicado de destruir el medio ambiente y de beneficiar de forma exclusiva a las grandes empresas nacionales de construcción como la Hyundai. Otro es la reconstrucción del barrio Yongsang, para cuya realización fueron expulsados algunos habitantes, causando enfrentamientos violentos, que incluyeron seis muertos en enero pasado.
Ayuda social de la Iglesia en Corea
Por lo demás, la Iglesia católica goza de amplio prestigio y autoridad moral en el país para pronunciarse sobre estos controvertidos temas sociales. En palabras del padre Michel Roncin, -sacerdote francés del Instituto de Misiones extranjeras de París quien vive en Corea desde hace más de treinta años- la significativa ayuda social que la Iglesia desarrolla junto a los necesitados es discreta, sin publicidad. «La Iglesia está muy presente en los barrios, al lado de los pobres de cada sector. Ella alcanza un número considerable de personas» expresó el Padre Michel a La Croix.
La Clínica Rafael en el norte de Seúl, que acoge de forma gratuita a personas provenientes de toda la geografía coreana, el Centro de acogida de la Pastoral de los trabajadores de la misma ciudad, que recibe más de 700 inmigrantes por año, y numerosos religiosos y religiosas que viven al interior de comunidades desfavorecidas, realizando todo tipo de apostolado social, como el educativo, de promoción humana, etc., son solo algunos ejemplos que evidencian el conocimiento que la Iglesia católica coreana tiene de la realidad de los sectores menos favorecidos en ese país.
Gaudium Press / S.C.
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