sábado, 23 de noviembre de 2024
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Culmina en Bogotá el "Primer Encuentro de Mujeres de América Latina" promovido por el CELAM

Bogotá (Jueves, 17-12-2009, Gaudium Press) Con el fin de identificar un camino para un discipulado misionero propuesto para la mujer, se llevó a cabo en Bogotá -del 14 al 16 de diciembre- el «Primer Encuentro de Mujeres de América Latina», promovido por la Sección de Familia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

En la segunda jornada de este encuentro -que inició con una celebración Eucarística presidida por el padre Sidney Fones Infante, sacerdote Chileno y Secretario General Adjunto del CELAM-, se hizo una invitación a las mujeres presentes para que ellas propicien un encuentro con Jesucristo, tal como lo hizo la Samaritana del Evangelio, para vivir así la verdad con caridad y vivir la caridad en la verdad. Al respecto, el Padre Fones Infante señaló que la guía para un discipulado de la mujer está en María y en vivir la Palabra de Dios.

En este primer encuentro de mujeres se llevó a cabo la ponencia «La Mujer en la Misión Evangelizadora de la Iglesia», que estuvo a cargo de la hermana Marta Inés Restrepo, teóloga. En su exposición, la Hermana Restrepo habló sobre la necesidad de profundizar la realidad de la mujer desde el verdadero sentido de términos como género, sexo e identidad. La Hermana Restrepo también hizo referencia a la Biblia y dijo que es importante que las mujeres lean las Sagradas Escrituras en clave de mujer, identificando a las mujeres que allí figuran, para así entender el rol que ellas deben jugar dentro de la Iglesia.

En otra ponencia, denominada «La Mujer Signo de los Tiempos», la religiosa hizo un breve repaso de la vida de algunas mujeres que aparecen en la Biblia, a partir del Éxodo de Moisés, hasta la resurrección de Jesús. En su explicación resaltó, de manera especial, el papel de María Magdalena como primera evangelizadora y el de María -la madre de Jesús-, quien en Aparecida fue reconocida como la «misionera por excelencia».

Entre las exposiciones, se presentó una propuesta de proyecto para organizar la «Pastoral de la Mujer en la Iglesia». La presentación estuvo a cargo de la licenciada María Gonzales, representante del Movimiento por un Mundo Mejor, grupo intervocacional que está al servicio de la renovación-conversión de la Iglesia y de la sociedad. Allí se plantearon los elementos que harían parte de una Pastoral exclusiva de la mujer, donde se impulse -de acuerdo con la realidad de cada país- la evangelización de las mujeres y de la familia.

Luego de esta ponencia, representantes de Ecuador, Chile, Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, Paraguay y El Salvador, compartieron las experiencias de la Pastoral de la Mujer de sus respectivos países.

El encuentro culminó con la bendición de monseñor Germán Trajano Pavón, Presidente de la Sección Familia del CELAM.

Sobre la Carta Apostólica «Mulieris Dignitatem» de Juan Pablo II

Su Santidad Juan Pablo II destacó, en su momento, el rol de la mujer dentro de la sociedad a través de su Carta Apostólica «Mulieris Dignitatem» que escribió con ocasión del Año Mariano. En su texto, citando algunos documentos del Concilio Vaticano II, señaló: «Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres, llenas del espíritu del Evangelio, pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga».

Destacando el papel de María en la salvación, más adelante dijo: «La mujer se encuentra en el corazón mismo de este acontecimiento salvífico. La auto-revelación de Dios, que es la inescrutable unidad de la Trinidad, está contenida en sus líneas fundamentales, en la anunciación de Nazaret».

Juan Pablo II también señaló en su Carta que Jesús fue un promotor de la dignidad de la mujer: «Cristo fue ante sus contemporáneos el promotor de la verdadera dignidad de la mujer y de la vocación correspondiente a esta dignidad. A veces esto provocaba estupor, sorpresa, incluso llegaba al límite del escándalo (…) porque este comportamiento era diverso del de los israelitas de su tiempo».

Gaudium Press / Sonia Trujillo

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