San Pablo (Jueves, 17-12-2009, Gaudium Press) El arzobispo metropolitano de San Pablo, Mons. Odilo Pedro Scherer, en un artículo publicado el pasado martes 15 en el site de la arquidiócesis de San Pablo, resaltó el empeño de los padres en las celebraciones especiales del sacramento de la confesión y en la preparación del pueblo para las fiestas navideñas que se aproximan.
Para Monseñor Odilo, este empeño en la promoción de las novenas de Navidad, en las acciones de solidaridad sociales y las acciones culturales es importante para garantizar que la «Buena Nueva del nacimiento del Salvador llegue a todos», y para que «no sea ensordecida por tantos anuncios que comercializan la Navidad y secuestran todo su significado».
La misión del padre, en la visión del arzobispo, es anunciar la presencia y la proximidad de Dios en relación al hombre y mantener a la humanidad en «constante clima de Adviento», en el sentido de ayudar al pueblo a «acoger al Dios que viene».
Su actuación y presencia es testimoniar «a favor de las cosas de Dios» (cf. Hb. 5,1) y ayudar a las personas a mantener y cultivar la comunión con Dios, teniendo en Él su referencia. «Pero no cualquier referencia», observa Mons. Odilo, «y sí aquella que nos es dada en Jesucristo, el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6)».
El padre no debe atraer para sí a las personas, sino, como servidor de Cristo, debe atraer para Dios y llevarlas al encuentro de Dios. «El padre ayuda al pueblo a dirigirse a Jesucristo indicando siempre a él: «este es el cordero de Dios, a él es que debéis seguir (cf. Jn. 1,29)».
Mons. Odilo cita a S. Agustín para afirmar que los padres son la voz y el soplo al servicio de la Palabra de Dios, o sea, «es la voz, que está al servicio de la Palabra de salvación». Es por medio del padre, consagrado y ungido para la celebración de los Divinos Misterios, que el pueblo de Dios acoge y recibe las bendiciones de la obra realizada por Cristo, resalta.
De esta manera, el arzobispo de San Pablo resalta que el padre está, por lo tanto, consagrado al servicio de las «cosas de Dios», realizadas a favor de los hombres a través del sacerdocio de Cristo (cf. Hb. 5,1).
Al final del artículo, Mons. Odilo desea a todos los padres la celebración de la Navidad con «especial alegría», y que envuelvan a sus comunidades para contemplar las «grandes cosas» que Dios realizó en favor de la humanidad al enviar a su hijo al mundo.
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