Lima (Miércoles, 23-12-2009, Gaudium Press) Cerca está ya el nacimiento del Niño Dios, pronto los ángeles vitorearán ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que aman al Señor! Así, un pequeño llegará al mundo para llenar los corazones de amor, paz y esperanza. Corazones que necesitados de consuelo abren sus puertas para recibir al Salvador del hombre.
En esta Navidad, época de reconciliación y celebración, la Conferencia Episcopal Peruana, en voz de su presidente, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte OFM., Arzobispo Metropolitano de Trujillo, envía un sencillo pero emotivo mensaje navideño a todos los fieles y personas de buena voluntad en ese país.
Monseñor expresa que «al llegar la Navidad contemplamos al Niño Dios, a Jesús, que nos hace descubrir un misterio de amor, donde se unen la fragilidad del hombre con la omnipotencia de Dios, la ternura de Dios Padre y el desafío al imperio de la razón. Dios se hace hombre para que el hombre llegue a Dios; el invisible se hace visible para que lo visible llegue a poseer lo invisible, el infinito. Por ello, la Navidad es la mirada al mundo trascendente que da verdadero sentido a nuestra vida, es mirar hacia lo alto donde una estrella nos recuerda el poder de Dios y su solidaridad profunda con el hombre al tomar su naturaleza, al encarnarse, elevando al grado más alto la dignidad humana».
Para el prelado, la Navidad «es también un anuncio de alegría», el cual desconoce las «barreras sociales, culturales y políticas, porque es el triunfo de los sentimientos más nobles», agregó.
Paz, esperanza, solidaridad y generosidad son algunos de los sentimientos que brotan y se hacen más visibles en esta época navideña. «Navidad, es estar al lado del hermano que sufre y de todos los seres inocentes cuyos nombres no están registrados en ninguna parte, sólo en el libro ‘de la Vida de Dios’ «, afirmó Monseñor Cabrejos.
«La esperanza que sostiene a la Iglesia al celebrar el nacimiento de Jesús y al comenzar un nuevo año, es que el mundo se transforme realmente, con la gracia de Dios, en un mundo en el que puedan colmarse las aspiraciones más nobles del corazón humano; un mundo en el que prevalezca la verdadera paz, sostenida por los pilares de la justicia y del amor que es perdón, éste que cura las heridas y establece en profundidad las relaciones humanas truncadas», agregó.
También, en medio de su mensaje Monseñor hace una clara invitación «a romper el silencio sobre Dios, porque Navidad es el anuncio de la Palabra hecha Niño en Belén. Los invito, como enseña el Papa Benedicto XVI, a no excluir a Dios de sus vidas, porque ‘quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de realidad’. Dios es la realidad fundante. Cristo es Dios con rostro humano, el Dios con nosotros, el Dios del amor hasta la cruz y la resurrección».
Finalmente, deseando una ‘¡Feliz Navidad! y año 2010 lleno de paz y prosperidad’, el Arzobispo de Trujillo expresa que ‘¡No hay Navidad sin Jesús!’
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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