Bogotá (Jueves, 24-12-2009, Gaudium Press) Caso omiso hay que hacer en ocasiones a ciertos ‘rumores’ circulantes, de los cuáles no se conoce el verdadero fundamento. Todo indica que tal es el caso de aquellos que afirman que peligra la invitación hecha por la comunidad judía de Roma para que el Papa visite la sinagoga de esa ciudad el próximo 17 de enero, por causa de la declaración de virtudes heroicas de Pío XII hecha por el actual Pontífice. Es público que no pocos sectores judíos se oponen a la beatificación del Papa Pacelli.
Lo cierto es que dos de las voces más autorizadas para hablar del asunto, el cardenal alemán Walter Kaspers, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, y Riccardo di Segni, rabino jefe de Roma, se han expresado en sentido diverso.
En declaraciones recogidas por La Croix, el Cardenal Kaspers declara que «no tiene conocimiento de ningún movimiento tendiente a la anulación de esa visita». Por su parte Riccardo di Segni, apunta el Corriere della Sera, destacó la última declaración del portavoz de la Santa Sede, P. Lombardi, quien expresó que el reciente decreto de virtudes heroicas de Pío XII no implica la clausura de la investigación histórica ni limita la discusión acerca de las decisiones concretas cumplidas por este Papa.
A raíz de lo afirmado por el P. Lombardi, di Segni declaró que «es importante tanto la distinción del aspecto religioso de la cuestión histórica como la precisión de que la causa de beatificación tendrá un camino independiente». «Ciertamente permanece abierta y controvertida la valoración histórica, pero es relevante la comprensión vaticana del ‘pedido de tener abiertas todas las posibilidades de investigación’ «, explicó el rabino. No obstante, ninguna alusión a una posible cancelación de la visita a la Sinagoga de la Ciudad Eterna.
Ampliando el tema
En el mismo sentido es también inexacto que todos los estamentos judíos tengan a la figura del Papa Pacelli como su «bestia negra», como podría deducirse de la información de la gran media de días recientes. El espectro de reacciones delante del caminar de Pío XII hacia los altares tiene todos los matices y colores. Van ellos desde declaraciones como la del rabino Marvin Hier, director del famoso Centro Simon-Wiesenthal en Los Ángeles -para quien la última decisión de Benedicto XVI fue motivo de «consternación», pues «Pío XII se refugió en el silencio» y no se levantó contra los tiranos que persiguieron a los judíos-, hasta la posición de la Fundación ‘Pay the Way’ (PTWF), cuyo presidente y fundador es un judío americano, Gary Krupp. PTWF ha realizado serias investigaciones en las que ha descubierto los muchos gestos de amistad y protección de Pío XII hacia el pueblo judío, antes, durante y después de la II Guerra mundial.
En septiembre del año pasado, Benedicto XVI dirigió un discurso a Krupp y a los participantes de un simposio sobre la obra del Pío XII organizado por ‘Pay the Way’, en el que elogia su labor de esclarecimiento histórico. En ese momento fueron presentados numerosos testimonios que revelan el compromiso de Pío XII en la protección de los judíos.
Las pruebas aportadas por la PTWF en la ocasión suman más de 300 páginas de documentos originales. (Ellos pueden encontrarse en http://www.ptwf.org/Projects/Education/PPXII%20Document%20Page%20.htm)
Se hallan, entre muchos otros, un relato de una monja, de 1943, con las indicaciones del Papa, así como una lista de judíos protegidos. Asimismo, un informe del cónsul americano en Colonia, quien informa sobre el «nuevo Papa» en 1939. El diplomático se muestra sorprendido por la «extrema aversión» de Pacelli hacia Hitler y el régimen nazi, y su apoyo a los obispos alemanes en su oposición al nacionalsocialismo, aunque ello comportase la supresión de las Juventudes Católicas alemanas. Evitando la deportación de judíos de Hungría, se estima que Pío XII salvó unas 80.000 vidas. Al Gobierno brasileño le pidió que aceptara a 3.000 «no arios». También hay documentos que muestran como Pío XII obtuvo del general Trujillo, entonces presidente de República Dominicana, visados para judíos, calculándose en 11.000 vidas salvadas de esta manera.
Es fácil decir, «se debió haber realizado esto», después de ocurridos los hechos. Muchas veces esas afirmaciones parten del desconocimiento de las múltiples circunstancias concretas, que movieron los acontecimientos en una dirección o en otra. Por ejemplo, hay pruebas firmes de que cualquier intervención de Pío XII acerca del nazismo ocasionaba duras represalias, sea en campos de concentración, sea en las propias sociedades, lo que justifica plenamente -entre muchas otras cosas- la hábil discreción del Papa Pacelli en varios momentos.
De cualquier manera, como ha dicho el portavoz vaticano, las puertas de la investigación permanecen abiertas. Una investigación que -cuando seria- frecuentemente está alejada de los titulares sensacionalistas de ciertas notas, más preocupados en atraer la atención de los incautos, que de profundizar en la verdad histórica.
Por Saúl Castiblanco
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