San José de Cúcuta (Jueves, 24-12-2009, Gaudium Press) Un nuevo acto de violencia enluta a Colombia, el secuestro y posterior asesinato del gobernador de Caquetá, Doctor Luis Francisco Cuellar, a manos de miembros del grupo armado de las Farc.
Frente a este cruel acto, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) publicó un comunicado a la opinión pública en el que defiende el derecho a la vida y rechaza los actos de violencia.
Así, monseñor Jaime Prieto Amaya, obispo de Cúcuta, a pedido del presidente de la CEC, se expresa sobre el tema en el comunicado que se adjunta a continuación:
PRIMERO LA VIDA
(Mensaje de la Conferencia Episcopal de Colombia)
Primero, nuestro rechazo contundente ante este acto de violencia, que por su trascendencia y sus implicaciones tanto familiares como comunitarias y sociales se convierte en delito de lesa humanidad.
Segundo, nuestra más sincera condolencia y solidaridad en el Señor de la Esperanza, con la familia del Doctor Cuellar a la que encomendamos de manera especial, como miembros que son de nuestra comunidad eclesial.
Tercero, nuestra posición como Iglesia ante este lamentable hecho y sus consecuencias en posibles liberaciones de secuestrados, de todos conocidos, como la que se tramita a través de los buenos oficios de una entidad tan seria y confiable como la Cruz Roja Internacional.
• Hablamos y actuamos desde el Evangelio. Para la Iglesia Católica «El Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona humana y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio» (Cfr. Paulo VI Evangelium Vitae n.2).
• Todo lo que se opone a la vida desde el secuestro hasta el asesinato, todo lo que viola la integridad de la persona humana, todo acto de violencia venga de donde viniere merece nuestro rechazo contundente.
• La paz y la vida además de ser dones del Señor son bienes de la sociedad, correlativos, que deben construirse conjuntamente.
• Como representantes de la Iglesia católica actuamos siempre con autonomía y con la lógica del Evangelio. No somos ni delegados ni representantes del gobierno o de los grupos armados ilegales.
• Nos sentimos maltratados y heridos en lo más profundo de nuestra fe al producirse este hecho en una época tan especial para la comunidad cristiana católica como es la Navidad, la fiesta de Dios y la fiesta del hombre. Sin embargo no leemos esta coincidencia como un signo de actitud hostil por parte de las FARC-EP. Por tanto, seguimos acompañando en la medida de nuestras posibilidades y de las circunstancias a la comisión que trabaja actualmente en este difícil proceso de liberación de los secuestrados.
Cuarto, pidámosle insistentemente al Niño Jesús con la misma invocación sencilla, infantil, es cierto, pero nada ingenua o utópica de los gozos de Navidad
«Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un amor sincero que nos una más»
JAIME PRIETO AMAYA
Obispo de Cúcuta.
Con información de la Conferencia Episcopal de Colombia.
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