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La Serena (Martes, 29-12-2009, Gaudium Press) Pese al inclemente calor, cerca de 380 mil devotos y penitentes de la Virgen del Rosario repletaron el templo y las calles del poblado minero de Andacollo, para participar de la Fiesta Grande de la Virgen del Rosario de Andacollo que se realizó el pasado sábado 26 de diciembre.
Las festividades comenzaron el miércoles 23 con el traslado de la Virgen hasta la Basílica. En paralelo, se celebraron distintas eucaristías acompañadas siempre de promeseros, danzantes y más de cien grupos de bailes religiosos quienes rindieron homenaje a su «Chinita». Según las autoridades, unos 80 mil peregrinos arribaron en los días previos a la Fiesta Grande.
Desde distintos lugares del país e incluso del extranjero, y soportando temperaturas cercanas a los 30º C, miles de peregrinos coparon la mañana del sábado los asientos de la Basílica para participar de la Misa Solemne que fue presidida por el Arzobispo de la Serena, monseñor Manuel Donoso y concelebrada por el rector del Santuario Mariano de Andacollo, padre José Antonio Palacios.
Posterior a la celebración eucarística, se realizó la tradicional procesión de la imagen de la Virgen por las calles de Andacollo, en que los fieles la saludan y se despiden de Ella con el compromiso de volver. Tras los festejos del sábado la imagen fue trasladada Templo Chico donde permanecerá hasta el próximo año.
«Fábrica de pobres»
La Fiesta Grande comenzó con el tradicional saludo del Arzobispo a la Virgen y del jefe de los bailes religiosos de la Arquidiócesis, Luis Guzmán.
En su homilía, monseñor Donoso se refirió a los resultados de la prueba de selección universitaria (PSU), que reflejó nuevamente una abismante diferencia entre la educación pública y privada.
«Me duele que de los alumnos de los colegios más pobres no quedó ninguno (en la universidad)….eso no puede ser, Chile esta mal. Nosotros como Iglesia debemos ayudar para que esto este mejor. Y de las 5 comunas mas ricas de Chile el 55% de los alumnos ingresó a la Universidad….más de la mitad. No es una cuestión política, es una cuestión de evangelio, de justicia y Jesús nos diría hoy día lo mismo», señaló.
En la instancia el obispo hizo un llamado a empresarios y empleadores, a pagar un sueldo justo y ético a sus trabajadores, para superar las grandes brechas sociales que persisten en el país y así evitar que nuestro país se transforme en una «fabrica de pobres», donde la gente vive con lo mínimo.
Gaudium Press / Igor Roco
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