Tuxtla Gutiérrez (Miércoles, 30-12-2009, Gaudium Press) Con motivo de la conmemoración de la Sagrada Familia de Nazaret -fiesta que se celebró el pasado 27 de diciembre- monseñor Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, México, realizó una reflexión sobre la familia que publica la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
«La familia no puede menos que ser un valor. Lo es para el hombre y mujer individual, como para la sociedad. Tan es así, que se dice que la familia es la célula de la sociedad, por lo tanto, es la que da vida a la misma», expresó Mons. Cabrera López.
Haciendo referencia al documento de Aparecida -que señala que entre los factores que debilitan la vida familiar se encuentran «la ideología de género, según la cual cada uno puede escoger su orientación sexual, sin tomar en cuenta las diferencias dadas por la naturaleza humana», y que provocan «modificaciones legales que hieren gravemente la dignidad del matrimonio, el respeto al derecho a la vida y la dignidad de la familia»-, el prelado dijo que el valor de la familia «se ha querido modificar con las nuevas formas de pensamiento, sensibilidad y legislaciones».
Continuando con su reflexión, Mons. Cabrera López recordó que es la misma familia la que le da forma a la sociedad, «porque de ella salen los ciudadanos que la edifican o la destruyen», y que una familia que «lucha por la fidelidad, que se esfuerza porque haya comprensión, cariño y perdón entre sus miembros», y que sabe sobre la «generosidad, libertad de todos (…) es un tesoro social».
La misión insustituible de los padres
Asimismo, el obispo habló sobre la misión insustituible de los padres de enseñar a sus hijos el camino del bien, y que para ello es necesario que los mismos padres sepan cuál es el camino, esforzándose «por crear un ambiente de hogar, ya que es donde se aprende a vivir verdaderamente, apreciar la vida y la salud, la libertad y la paz, la justicia y la verdad, el trabajo, la concordia y el respeto».
Mons. Cabrera López, también les recordó a los padres la importancia de educar a los hijos en la verdad y de «participar activamente» en la educación de ellos, conociendo de cerca las comunidades educativas que han escogido para su formación.
Igualmente, invitó a las autoridades a seguir trabajando en pro de leyes que protejan los derechos fundamentales del matrimonio y la familia, señalando que es importante «seguir fortaleciendo las normas que promueven y respetan a los niños y a las mujeres, y den también al varón la oportunidad de ser un buen ejemplo en su hogar».
Mons. Cabrera López finalizó su reflexión haciendo un llamado a las familias a imitar a la Sagrada Familia de Nazaret: «La pequeña familia de Nazaret nos ilustra grandemente esta misión. Con ellos nos sentimos animados a seguir trabajando para que los matrimonios y las familias sean lo que deben ser».
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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