“Busque siempre el encuentro con el Creador”, dice arzobispo de Maringá, Brasil, en artículo por el inicio del 2010

Maringá (Martes, 05-01-2010, Gaudium Press) El arzobispo de Maringá, en Paraná, Brasil, Mons. Anuar Battisti, dijo que el futuro debe estar siempre en las manos de Dios. Apoyando lo que el propio Papa Benedicto XVI afirmó antes del Ángelus del domingo pasado -«la esperanza no está en previsiones económicas, sino en Dios»- el prelado habló, en artículo escrito por el inicio del nuevo año, que fue divulgado hoy, sobre las expectativas ante del nuevo período, las esperanzas de un mundo mejor y la seguridad que a Dios pertenece el futuro.

Mons. Anuar dio inicio a su texto haciendo una pregunta: «¿Cómo será el 2010?». En seguida, proporcionó una respuesta: «El futuro está en las manos de Dios, por más conocimientos que se pueda tener sobre las previsiones posibles en los varios campos de la vida humana, nadie sabe el día de mañana».

«En el comienzo de una nueva etapa, colocamos todo en las manos de Dios, haciendo todo como si dependiese de nosotros, pero al mismo tiempo como si todo dependiese de Dios», dijo el obispo. Quien también destacó una parte de un canto conocido por los fieles católicos para recordar que lo importante es creer en Dios y confiar en su providencia: «Si las aguas del mar de la vida quisieran ahogarte, asegúrate de la mano de Dios y ve; si las tristezas de esta vida quisieran sofocarte, asegúrate de las manos de Dios y ve…»

Ciertamente no faltarán cruces -continuó el prelado-, tempestades, tristezas, frustraciones, alegrías, éxito, «pero en cualquier situación nunca debemos sentirnos solos, debemos buscar siempre el encuentro con el Creador, abriéndonos al prójimo, especialmente al más necesitado».

Al finalizar su texto, con el deseo que todos los días de este nuevo año que inicia sean de esperanzas renovadas, Mons. Anuar citó un poema del Papa Juan XXIII, titulado «Los diez mandamientos de la serenidad».

La composición del Santo Padre, recordada por el prelado, exhorta a las personas a, por lo menos por un día, tratar de vivir exclusivamente y en plenitud, sin querer resolver los problemas de todos de una vez.

«Solo por hoy me sentiré feliz con la seguridad de haber sido creado para ser feliz, no solo en el otro mundo, sino también en éste. Solo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos. Solo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, pues, así como necesito comer para sustentar mi cuerpo, así también la lectura es necesaria para alimentar mi alma», dice el poema.

Para mantener la serenidad, según el poema del Papa citado por Mons. Anuar, es necesario que «solo por hoy practique una buena acción sin contarla a nadie». «Solo por hoy haré una cosa que no me gusta y, si soy ofendido en mis pensamientos, buscaré que nadie lo sepa».

Juan XXIII concluye la poesía agregando las siguientes recomendaciones: «Solo por hoy haré un programa bien completo de mi día. Talvez no lo ejecute perfectamente, pero en todo caso, voy a hacerlo. Y evitaré dos males: la prisa y la indecisión. Solo por hoy seré bien firme en la fe de que la Divina Providencia se ocupa de mí, como si existiese solamente yo en el mundo, aunque las circunstancias manifiesten lo contrario».

«Solo por hoy no tendré miedo de nada. En particular, no tendré miedo de creer en la bondad».