Ciudad de México (Lunes, 05-01-2010, Gaudium Press) El mundo entero ha afrontado en el último año una fuerte crisis en el ámbito económico. Aumento en los índices de desempleo, inestabilidad financiera en grandes y pequeñas empresas, la desconfianza en los mercados y las problemáticas alimenticias han afectado a un sin número de países que buscan estrategias para sopesar los estragos de la crisis.
México, al igual que otros países latinoamericanos, experimentó una notable recesión durante el año 2009. Actualmente la disminución en las remesas, el aumento de impuestos, el incremento en el valor de los combustibles y el alza en algunos productos de la canasta básica han generando en el país azteca significativas dificultades económicas para las familias. Frente a esto la Iglesia católica mexicana ha mostrado su preocupación.
Así, y a través de la pastoral empresarial, la Iglesia local mexicana, busca «infundir la justicia, solidaridad, caridad y dignidad cristiana para con los empleados», buscando apoyar a cada uno de los trabajadores del país, expresó el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME),
Según el padre Héctor Peña García, Provicario de la Vicaría II de Cristo Rey, «actualmente muchos empresarios se preguntan en esta crisis cómo salir adelante, cómo mantener sus empresas, cómo mantener sus empleados, cómo mantener y crear estrategias para que sus empleados y sus familias sigan teniendo en comunión, su alimento, su unidad, su ingreso. Allí hay una responsabilidad social a la que todos tenemos que entrar solidariamente».
En este escenario, la Pastoral Empresarial -ejecutada en las diferentes parroquias- lleva a cabo charlas, conferencias, grupos de encuentros, entre otros proyectos, encaminados a la evangelización en el ámbito empresarial, de modo que día a día los tanto trabajadores como empresarios superen las barreras materialistas y le den a sus vidas laborales y personales un sentido espiritual.
Según SIAME, el P. Peña expresó que «esa vida espiritual va mover a la persona, le va a permitir incluso ser fiel a la marca, al Evangelio, a esos valores, a su sentido de ser persona. Allí queremos trabajar y estamos trabajando con ellos, en esos valores, ayudarlos a descubrir el sentido de ser cristiano; no sólo es una persona que se dedique al templo, no es solamente buscar su reinado hacia afuera, separado, divorciado de su religión, sino que allí, en su religión encuentra el motivo para dar en su trabajo un esfuerzo, el motivo para dar lo mejor. (…) El empresario tiene que descubrir los valores que trascienden, aquellos que no se quedan en una función monetaria sino que van mucho más allá para promover a la persona».
Finalmente, el sacerdote hizo referencia a la importancia de formar a los presbíteros y agentes para el óptimo desarrollo de dicha pastoral. «Tenemos que darnos cuenta que los sacerdotes necesitamos capacitación, de aprovechamiento del tiempo, de estos elementos que nos permitan el diálogo de hoy con el mundo laboral y económico», agregó el Padre Peña.
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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