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Una fundadora, próxima a ser canonizada, despierta entusiasmo en Australia

Bogotá (Miércoles, 06-01-2009, Gaudium Press) «Mary MacKillop, que debería ser canonizada en Roma este año, suscita en su país un entusiasmo que traspasa las fronteras de la comunidad católica» resalta La Croix en despacho del día de ayer.

En efecto, esta australiana, fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, y quien se anuncia como la primera santa de Oceanía, despierta la admiración inclusive de quienes no comparten su fe. Ella es «la santa de todo un país» declaró monseñor Philip Wilson, arzobispo de Adelaida y presidente de la Conferencia de obispos de Australia. Una muestra: Antes de partir a la cumbre del cambio climático en Copenhague, el primer ministro australiano Kevin Rudd, anglicano, quiso visitar la tumba de la hermana y allí recogerse por unos momentos. Solo el 26% de los australianos son católicos.

Mary MacKillop fue beatificada por Juan Pablo II, en Sydney, en su viaje a Australia en enero de 1995. El 19 de diciembre pasado Benedicto XVI autorizó el reconocimiento del segundo milagro obrado por su intercesión, allanando así el camino a su canonización.

El milagro certificado es una curación de un niño con esclerosis múltiple. Maria Casey, vice-postuladora de la causa de canonización, dice que la familia del niño rogó por la curación a Mary MacKillop. «No fue una curación instantánea pero el niño se recuperó -declaró Casey-. Los médicos dicen que no han encontrado en la literatura científica otra curación de un niño con esclerosis múltiple.»

Su vida

Mary MacKillop nació de padres escoceses el 15 de enero de 1842, en Fitzroy, hoy un suburbio de Melbourne.

Narra una reseña de las Hermanas de San José que ella, la mayor de ocho hijos, tuvo una buena educación dada por su padre, a quien quebrantos de salud le impidieron ser sacerdote después de haber iniciado sus estudios en Roma. Entretanto, aunque piadoso, Alexander MacKillop, no era cuidadoso en sus finanzas, por lo que Mary desde la edad de 16 años tuvo que apoyar sustancialmente a su familia, trabajando como gobernanta, empleada y profesora en el Portland School.

Mientras laboraba como gobernanta de los hijos de su tío en Penola, la beata conoció al padre Julian Woods -quien regentaba una jurisdicción de 56.000 kilómetros cuadrados- que le expresó la necesidad de ayuda en la educación religiosa de los niños de su parroquia. A pesar de que su familia dependía económicamente de ella, lo que retrasó un tanto su sueño, en 1866 y animada por el sacerdote, Mary abrió la primera Escuela San José en un establo en desuso en Penola.

Pronto se le unieron jóvenes mujeres, dando así inicio a la Congregación de las Hermanas de San José. En 1887, llamada por el obispo de Adelaida, Mary fundó otra escuela. Desde allí, las hermanas se difundieron por Australia, Nueva Zelanda y más recientemente Perú, Brasil y campos de refugiados de Uganda y Tailandia, teniendo hoy una influencia creciente en el campo de la educación católica.

La Hermanas de San José del Sagrado Corazón son también responsables de la creación de orfanatos y casas de asistencia para sin techo e indigentes, además de refugiados, ex-prisioneros y ex-prostitutas que quieran comenzar una nueva vida.

Una vida no exenta de cruces

La vida de la Beata Mary MacKillop, como la de ningún santo, no estuvo carente de sufrimientos. La religiosa llegó a ser excomulgada por un obispo, aunque la sentencia fue retirada cinco meses después. «Pienso que los australianos van un poco contra la autoridad… Por eso, de ella les gusta que permaneció firme ante el obispo, a pesar de ser excomulgada, y que al final se demostró que ella tenía razón», declaraba a Rome Reports -con un tanto de ironía- Monica Cavanagh, Directora de la Casa de Mary MacKillop. Entretanto, en otra muestra de su santidad, la Beata nunca manifestó el menor rencor hacia quienes la acusaron falsamente o condenaron sin fundamento.

Sor Mary falleció el 8 de agosto de 1909 en el convento de Mount Street, al Norte de Sydney, donde se hallan sus restos. Hoy, en las vísperas de su canonización, Australia tiene el orgullo de contar entre los suyos a una fundadora cuya obra, de alrededor de 1.200 miembros, se extiende por el mundo entero, realizando una muy amplia y noble labor.

Gaudium Press / S. C.

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