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Santiago (Lunes, 11-01-2010, Gaudium Press) Con gran alegría la Comunidad del Cordero en Chile anunció la construcción de su primer monasterio en pleno centro de la capital, que comenzará a levantarse a mediados del mes de febrero. La edificación de 700 metros cuadrados aproximadamente, estará ubicada a un costado de la Capilla de las Ánimas y su estilo arquitectónico será colonial.
El nuevo monasterio contará con una capilla que albergará a 120 personas sentadas y dos claustros destinados a la vida comunitaria, oración y formación de las hermanas. El oratorio del monasterio ofrecerá diariamente a los fieles una liturgia de tipo monástico, esperando convertirse así en un lugar de recogimiento y comunión con Dios en medio del ruido y tráfico del centro de Santiago.
La primera etapa del proyecto fue financiada por Fundaciones Internacionales, la empresa Inmobiliaria Salfacorp, Cerámicas Santiago y Batuco, y el aporte de los fieles. Para la última fase de la construcción se necesitan 100 millones de pesos, que con la gracia de Dios -como señalan las hermanas- esperan ser reunidos prontamente.
Su presencia en Chile
La Comunidad del Cordero se fundó en Francia en 1983 y fue reconocida como una rama que nació bajo el alero de la Orden de los Predicadores. El carisma de la «Hermanitas del Cordero» es ser contemplativas, mendicantes y misioneras; por ende, las religiosas día a día salen al encuentro de los más necesitados.
En 1992 las religiosas arribaron al país, estableciéndose en la ciudad de Linares, donde vivieron sumergidas en una población campesina, destacándose por su gran servicio misionero a la diócesis. Desde el año 2001, las «Hermanitas del Cordero» se trasladaron a Santiago a vivir en la periferia y cinco años más tarde vieron la necesidad de tener un lugar permanente en el centro de la ciudad, para lo cual debían construir un monasterio.
En agosto del 2007, se le entregó en calidad de comodato el terreno adyacente a la Capilla de las Ánimas para la construcción del monasterio, que pretende ser un oasis espiritual en medio del ajetreo capitalino.
Gaudium Press / Igor Roco
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