Caracas (Martes, 12-01-2010, Gaudium Press) El pasado 7 de enero la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) llevo a cabo su Nonagésima Tercera Asamblea Ordinaria. En el discurso inaugural monseñor Ubaldo Santana, presidente de la CEV y Arzobispo de Maracaibo, hizo un breve pero significativo resumen de los acontecimientos más significativos de la Iglesia, así como de la actualidad de ese país, durante el 2009.
La Visita ad Limina de 41 Arzobispos y Obispos venezolanos a Roma, la Misión Continental en el país, el encuentro de los presidentes de las Conferencias Episcopales de Colombia, Venezuela y Ecuador, las diversas actividades de la Iglesia Venezolana en el marco de la celebración del Año Sacerdotal, la realización de Congreso Pedagógico Nacional de Católicos en el Mundo de la Educación y la publicación de siete documentos (tres exhortaciones pastorales, tres comunicados y una declaración), entre otros hechos importantes fueron recordados por el prelado al inicio de su discurso.
«Con mirada y corazón de pastor abordo el panorama nacional e internacional, pues es un deber propio de nuestro ministerio proyectar la luz del Evangelio sobre las cuestiones sociales de nuestro tiempo. Formamos parte de un mundo cada vez más interconectado. Las realidades, conflictos y dramas de aquí y de otras latitudes no nos son ajenas ni se pueden analizar ni mucho menos resolver aisladamente sin tomar en cuenta el conjunto. Vivimos en un mundo convulsionado, sacudido por aceleradas y profundas corrientes de cambio. Los católicos interpretamos las conmociones naturales e históricas no en sentido fatalista y catastrófico, como si el cosmos y la historia carecieran de guía y de sentido, sino como oportunidades de crecimiento, como crisis purificadoras, como signos esperanzadores del advenimiento más pleno de nuevas realidades. Es desde esta lectura de fe y esperanza que destaco algunos de esos signos», expresó el prelado.
Así, Monseñor Ubaldo, hizo referencia a temas internacionales como la paz, la caída del muro de Berlín, la crisis financiera mundial y el desarrollo creciente de un mundo multipolar, entre otros, que diariamente influyen de manera directa e indirecta en el desarrollo de cada país, y por supuesto de Venezuela.
Panorama nacional
Por otro lado y antes hacer referencia al panorama nacional, el prelado manifestó: «En cuanto al panorama nacional, me atendré a señalar algunos aspectos relevantes que inciden en la vida del pueblo venezolano desde la óptica propia de un pastor de la Iglesia católica, que cree fervientemente que las soluciones del país parten del reemplazo del clima de confrontación por un clima favorecedor de más y mejor diálogo. En múltiples oportunidades lo he dicho y hoy lo repito: los pastores de la Iglesia católica no somos ni opositores ni oficialistas; solo queremos ejercer nuestra misión de ser guías y voceros y contribuir, desde nuestra funciones específicas, a iluminar las conciencias, a fortalecer la salud espiritual y la calidad de vida de nuestra sociedad, tal como lo hemos venido haciendo a lo largo de la historia. Con nuestros planteamientos no pretendemos por consiguiente condenar a nadie sino contribuir en la búsqueda de modos y de espacios que favorezcan los encuentros en un clima de respeto, justicia y libertad».
En este sentido el Arzobispo reflexionó en torno a la violencia, la inseguridad y muerte que azota al país. «Según análisis y reportes nacionales e internacionales Venezuela se ha convertido en una sociedad violenta. Con gran consternación comprobamos el incremento en ciudades, campos y fronteras, de los índices de muerte por actos violentos (…) la inseguridad junto con la violencia se ha apoderado del país sin distinguir entre color político, clase social o religión y se han transformado en uno de los problemas más graves del día a día de nuestros pueblos», dijo Monseñor.
«En Venezuela estamos perdiendo en forma acelerada el valor sagrado de la vida humana y del sentido mismo de la existencia. Estamos frente a un grave problema afectivo y espiritual y a una no menos grave carencia de políticas públicas acertadas», agregó.
También, y haciendo alusión a la situación de pobreza que viven los venezolanos el prelado afirmó que esta es «a todas luces uno de los principales problemas del país y una de las causas generadoras de la conflictividad social imperante (…) distintos informes reportan que en esta década la pobreza ha disminuido en términos porcentuales y ha crecido el índice de desarrollo humano. Enhorabuena. Pero también acotan que estos avances han sido insuficientes. La lucha contra la pobreza debe seguir siendo una de las banderas de todos los venezolanos de cualquier filiación política»
La actual polarización política del Gobierno venezolano fue otro de los puntos claves en el desarrollo de la intervención inaugural de esta importante Asamblea. «La polarización manifestada en la actuación de los dirigentes políticos sigue en aumento y genera un clima de tensión y de intolerancia que conspira contra la convivencia pacífica de los venezolanos», afirmó el Arzobispo.
Concluyendo tan importante reflexión, Monseñor Ubaldo se expresó sobre la importancia del diálogo y el respeto de los Derechos Humanos. «Solo un tratamiento consensuado y dialogado de los problemas expuestos- la violencia, la inseguridad, la pobreza y la polarización- y de tantos otros que afectan nuestra vida diaria (como el deficiente funcionamiento de algunos servicios básicos, la alta tasa de inflación, el deterioro del poder adquisitivo), pueden causar una profunda y positiva repercusión en la calidad de vida de todos los venezolanos y. en el ejercicio de los derechos humanos más básicos como son: el derecho a la vida, a la alimentación, a la salud y al desarrollo integral», expresó el prelado.
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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