La Serena (Miércoles, 13-01-2010, Gaudium Press) Cerca de 30 mil fieles arribaron el pasado domingo 10 al pequeño poblado de Sotaquí, ubicado al interior de la nortina región de Coquimbo, para ser partícipes de la Fiesta del Niño Dios. Grupos de bailes religiosos, músicos y penitentes repletaron de colorido las estrechas calles del lugar, con el objeto de homenajear y agradecer al Niño Jesús.
Desde muy temprano los peregrinos acudieron al Templo a celebrar la primera misa de la jornada. Luego los fieles se congregaron en el salón parroquial, lugar desde donde se inició el traslado de la imagen del Niño Dios y la Virgen del Carmen. La marcha culminó en el sector del Paltal, donde al mediodía se realizó la Eucaristía Solemne de la festividad, que fue presidida por el Arzobispo de La Serena, monseñor Manuel Donoso.
En su homilía, el prelado destacó la importancia de la reafirmación de la fe bautismal y el compromiso que todo católico debe asumir con la Iglesia. También instó a los presentes a continuar con la bendición a las familias, iniciativa que se enmarca en las actividades de la Misión Continental en la Arquidiócesis.
Tras la Misa Solemne, se dio inicio a la procesión de la Imagen del Niño Dios. A su paso, las cofradías religiosas le rendían homenaje con sus cantos y danzas. Detrás de la música y las expresiones de fiesta, brotaban las oraciones y rosarios que los fieles dirigían al Redentor en favor de sus causas o en agradecimiento por las bendiciones concedidas. El fervor popular se hizo sentir con fuerza hasta entrada la noche, en que la imagen fue guardada en el Templo.
Historia de la Festividad
La Fiesta del Niño Dios de Sotaquí se realiza con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, tradicionalmente entre el 6, 7 y 8 de enero de cada año. Es una de las celebraciones religiosas más importantes del norte de Chile y data de principios del siglo XIX, en que se encontró una imagen que representa al Niño Dios.
Se dice que a comienzos de 1800, una anciana curandera llamada Antonia Pizarro se encontró la imagen en la quebrada Los Naranjos, cerca de Sotaquí, y la llevó a su casa para rendirle culto. La imagen del Niño Dios colmó de milagros al pueblo y su fama se extendió por toda la región. Desde entonces los devotos acuden a solicitar o agradecer su ayuda.
Con el tiempo se construyó un altar para dejar la imagen y unos años después ésta fue entregada a la Iglesia de Sotaquí, que hasta hoy se encarga de su cuidado y de organizar la festividad.
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