Durango (Miércoles, 13-01-2010, Gaudium Press) En un documento publicado por la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor Héctor Gonzales Martínez, Arzobispo de Durango – México, hace una significativa reflexión frente al desarrollo humano integral.
Para esto, Monseñor referencia cinco aspectos fundamentales ligados a dicho desarrollo, el fenómeno de la migración, la pobreza y desocupación, las organizaciones sindicales de los trabajadores y las finanzas.
Según Monseñor el fenómeno de la migración «requiere de una fuerte política de cooperación internacional para afrontarlo (…) se necesita una estrecha colaboración entre los países afectados de donde salen y adonde llegan. Ningún país por si solo puede ser capaz de hacer frente a los problemas migratorios actuales. ‘Es un fenómeno complejo’. Pero hay que señalar que los trabajadores extranjeros contribuyen de manera significativa con su trabajo al desarrollo económico del país que los acoge», expresó.
Asimismo, quienes viven hoy esta situación, y recordando las palabras del papa Benedicto XVI, «todo emigrante es una persona humana que posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación», razón por la cual aquellos trabajadores emigrantes «no pueden ser considerados como mercancía o mera fuerza laboral», agregó el prelado.
En cuando a la desocupación y pobreza, esta última asociada directamente al problema del hambre, con un número aproximado de 1.020 millones de personas desnutridas en el mundo, el Arzobispo de Durango, explica que la pobreza en muchos casos es «el resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano».
De este modo Monseñor Gonzales, hace especial énfasis en la invitación que hizo Juan Pablo II a favor del «trabajo decente». Éste, explica el prelado, «significa un trabajo que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer; un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad».
Para el Obispo, es un trabajo en el que prime el respeto, en donde se evite la discriminación y se logren satisfacer las necesidades básicas de las familias y por supuesto «un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual», añadió.
Otro tema desarrollado por el obispo es el referente a las organizaciones sindicales de los trabajadores, las cuales, afirma él, están llamadas a afrontar los nuevos problemas de la sociedad.
«La globalización requiere de los sindicatos, comprometidos en la defensa de los intereses de sus afiliados, que vuelvan la mirada hacia los no afiliados y, en particular, hacia los trabajadores de los países en vías del desarrollo, donde tantas veces se violan los derechos sociales», afirmó.
Finalmente y frente a las finanzas, Monseñor Gonzales, manifiesta que éstas deben ser un instrumento «encaminado a producir mejor riqueza y desarrollo».
«La economía y las finanzas deben ser utilizadas de manera ética para crear las condiciones adecuadas para el desarrollo del hombre y de los pueblos. Es útil, necesario e indispensable, promover iniciativas financieras en las que predomine la dimensión humanitaria, teniendo como meta del sistema financiero, el sostenimiento de un verdadero desarrollo», agregó.
Así, el Arzobispo de Durango concluye su reflexión diciendo que «para la situación que vive nuestro país (México), es importante darles cause a estos problemas y vislumbrar un camino que nos conduzca a un auténtico desarrollo humano integral.»
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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