México (Lunes, 18-01-2010, Gaudium Press) El Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de México, ha expresado las prioridades pastorales de su jurisdicción, que surgen de una amplia labor de discernimiento en la que se destacan las reflexiones emitidas en la XV Asamblea diocesana.
Reproducimos aquí el resumen de las mismas elaborado por el Sistema de Información de la Arquidiócesis de México:
Por un lado, el Arzobispo ha querido que el decanato y la parroquia concreten pasos en el proceso de renovación pastoral en el trienio 2010 – 2012.
Las metas para la parroquia son: fijar acciones concretas para que todos sus miembros «manifiesten y ejerciten su actitud de apertura y calidez con todas las personas que se acercan a los servicios parroquiales, sobre todo con los alejados y quienes poco frecuentan la parroquia», establecer o fortalecer comunidades menores, revisar el estado de sectorización territorial y revisar el funcionamiento del consejo pastoral.
Para los 52 decanatos de la capital, el Cardenal sugiere que para el 2012, todos cuenten con tres programas relativos a la formación de agentes laicos, que revisen la estructura y funcionamiento de los Centros de Formación de Agentes Laicos para Acciones Específicas (CEFALAE), que cada demarcación cuente con un equipo de formación para laicos y un programa de formación para sacerdotes.
El otro ámbito corresponde a los ministros y a los agentes en particular: desde los obispos auxiliares, vicarios episcopales, sacerdotes, religiosas y laicos.
El Consejo Episcopal, el equipo más cercano al Arzobispo, deberá concretar el programa de la formación permanente del clero y la formación de laicos así como dar continuidad en las prioridades pastorales (familias, jóvenes, alejados y pobres) y la pastoral vocacional.
En el marco del Año Jubilar Sacerdotal, el Cardenal pidió a sus ministros concreten el «plan diocesano de formación del clero», el cual será prioritario en el 2010; «la otra encomienda que doy a cada presbítero es evaluar su propia rutina de actualización teológica y pastoral», especificó.
Para los diáconos permanentes exigió una evaluación de su ejercicio ministerial en comunidades: «los diáconos permanentes por su carácter propio han de ser un medio para llegar a varios ambientes de misión, su vinculación con el mundo secular, ya sea por su desempeño profesional, familiar, laboral los hace agentes pastorales de ambientes y sectores a los que no llegamos fácilmente».
A los religiosos y religiosas les pidió mejorar la comunicación entre sus comunidades y que, al igual que sus predecesores misioneros, acerquen la formación cristiana a los bautizados. (…)
A todos los grupos y organizaciones de laicos les solicitó participar del entrenamiento de facilitadores del programa de formación básica, iniciado en septiembre del 2009 y que tiene por objetivo el capacitar a diez personas como facilitadores para que al término de junio de este año, cada decanato tenga más facilitadores y surjan más discípulos misioneros que «seguramente tendrán como beneficio el fortalecimiento de su propio carisma y organización».
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