Concepción (Jueves, 21-01-2010, Gaudium Press) Ayer, unos 50 mil fieles provenientes de distintos lugares del país llegaron hasta el Santuario de San Sebastián de Yumbel, localidad ubicada en la sureña región del Bío Bío, para dar gracias a Dios por el ejemplo de santidad del ex soldado romano muerto a causa de su fe.
Soportando más de 30º de calor miles de familias y devotos peregrinaron hasta el Santuario para dar cumplimiento a sus mandas y solicitar la intercesión de este mártir de la Iglesia. Las innumerables demostraciones de fe comenzaron la medianoche del martes 19 con la celebración eucarística que dio inicio a la fiesta, que se prolongará hasta este domingo cuando la imagen del «santo milagroso» sea guardada en el Templo.
La jornada de ayer culminó con la procesión de la imagen de San Sebastián por las calles de poblado de Yumbel, que fue acompañada por cantos, oraciones y plegarias de miles de fieles quienes con mucho fervor demuestran año a año su amor y confianza en Dios.
Nuestra identidad más profunda es ser cristianos
La misa de las 10 de la mañana fue encabezada por el Arzobispo de Concepción, monseñor Ricardo Ezzati, quién en su homilía se dirigió a la multitud manifestando que peregrinar hasta el Santuario es caminar hacia la verdad y el amor de Jesucristo. «Llegar como peregrinos a Yumbel hoy es querer expresar que cada uno quiere rectificar el camino para encontrar de verdad el sendero de la vida, de la verdad y el amor que es Jesucristo, estamos aquí para realizar este profundo acto de fe», señaló.
En relación a lo anterior, el pastor explicó a los fieles que «San Sebastián era un joven de Roma, donde en medio del materialismo y el relativismo moral que estaban invadiendo el pensamiento del hombre, buscó a Jesucristo en quien encontró la fortaleza y no temió al mundo hasta el punto de entregar la vida por el Señor».
Asimismo, el prelado exhortó a los presentes a cultivar el cristianismo a través de los sacramentos, de la lectura del Evangelio y de la vida en comunidad. «San Sebastián nos viene a enseñar que nuestra identidad más profunda es ser cristianos. Cada uno, a nuestro nombre, debiera agregar -cristiano-. El bautismo nos ha dado esta realidad, cultivémosla entonces en la vida personal, familiar y social, dándole así un sentido bello y profundo a nuestra vida», destacó.
Al finalizar sus palabras, monseñor Ezzati manifestó que «los obispos de Chile hacen un llamado a que todos los chilenos contribuyamos a hacer de nuestro país una gran mesa de hermanos, donde nadie se quede debajo de la mesa, donde todos tengan pan, respeto y dignidad. Pidamos hoy por nuestra patria, para que podamos asumir nuestras responsabilidades en un desarrollo auténtico que implica no tan sólo el desarrollo económico, sino también el desarrollo de los valores que nos hacen hijos de Dios».
Gaudium Press / Igor Roco
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