jueves, 21 de noviembre de 2024
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Un licencioso noble llamado por Dios

Bogotá (Viernes, 29-01-2010, Gaudium Press)Comencemos en Estrasburgo, norte de Francia, frontera con Alemania, ciudad donde también nació el Beato Judío Ratisbona.

Es la región de Alsacia-Lorena, las mismas tierras de Santa Juana de Arco. Allí nació y fue bautizado Charles de Foucauld, quedando huérfano de padre y madre apenas a los seis años de edad. Al cuidado de su abuelo materno -un noble y veterano Coronel en uso de buen retiro y con una fortuna enorme, el niño y su hermanita menor de tres años de edad, para esos días de luto, tuvieron que partir de la ciudad cuando esta cayó en manos de los alemanes en la guerra Franco-Prusiana de 1.870.

Vivieron en Nancy y Paris; Charles Eugene estudió su secundaria con los Jesuitas. Ingresó en la academia Militar de Saint-Cyr en 1.876 y heredó la fortuna, el título y el blasón de sus antepasados en 1.878 a los 20 años de edad cuando falleció su abuelo, pero no perseveró en Saint-Cyr y se graduó en la Escuela de caballería de Saumur donde hoy existe todavía la famosa Cadre Noir, magnífica alta escuela de equitación similar a la de Viena pero con briosos potros normandos de color castaño y sus jinetes con un bello uniforme negro y dorado de húsar francés.

Una vida escandalosa

Charles fue asignado como oficial a la guarnición militar de Pont-á-Mousson donde llevó una vida escandalosa con una amante muy jovencita que llamaban Mimí. Como su patrimonio le daba para vivir ‘al ancho de la seda’, gastaba su fortuna y sueldo en juergas y tropeles que exasperaron a sus superiores.
De allí fue trasladado en 1.880 a Argelia con todo su regimiento llevando a su concubina haciéndola pasar por su esposa. Cuando la mentira fue descubierta decidieron licenciarlo pero él apeló a que fuera considerado oficial inactivo aunque vigente, entonces regresó a Francia a seguir viviendo de su inagotable fortuna, tenía ya para aquel entonces 22 años de edad. Pero en 1.881 se entera que su regimiento entraba en combate en Túnez y pide ser reintegrado inmediatamente; su nombre e influencias lo consigue y abandona a Mimí para desarrollar exitosas operaciones militares de caballería durante ocho meses, lo que le consiguió respeto, admiración y fama entre subalternos y superiores. Había emergido del fondo de su alma el noble franco cruzado de sus antepasados.

Se licencia del ejército

Argelia y toda la región aledaña, lo que hoy es Marruecos, Sahara y Túnez estaba siendo integrada a la civilización cristiana por la colonización liberal francesa de aquel entonces, mezcla de espíritu mercantilista y apostolado, y oportunidad para los misioneros católicos de traer almas a la Santa Iglesia. Seducido por la aventura y el misterio de la región, decide licenciarse del ejército, establecerse en Argelia y comenzar a desarrollar por su cuenta y patrimonio investigaciones geográficas sobre Marruecos.

Aprende pronto árabe y hebreo, y se dedica a viajar de un lado al otro por el desierto del Sahara, en algunas ocasiones acompañado por un rabino de nombre Mardoqueo, sin renunciar a su vida galante que lo llevó a comprometerse con una joven hija de colonos pero a la que su hermana y primos se opusieron que tomara como esposa. Impresionado por el fatalismo islámico pero más por la manera como estos creyentes profesaban su fe, comienza a cuestionarse acerca de la suya, la cual alguna vez confesó haber perdido ya a los 16 años de edad. De aquellos tiempos viene su famosa plegaria «Dios mío, si existes, haced que yo te conozca».

El próximo 1 de febrero, tercera entrega: «Foucauld convertido»

Por Antonio Borda

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