Tehuacán (Viernes, 29-01-2010, Gaudium Press) «La vida es un valor y un derecho natural, esencial a todo ser humano independiente de su sexo, poder económico o fe. Así lo expresó claramente el Papa Juan Pablo II en diversas ocasiones: No se trata de imponer a los no creyentes una perspectiva de fe, sino de interpretar y defender los valores radicados en la naturaleza misma del ser humano», citando estas palabras de Juan Pablo II, así comenzó Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, Obispo de Tehuacán, México, su mensaje sobre «El Derecho y el Valor de la Vida», que fue publicado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el pasado 28 de enero.
Mons. Aguilar Martínez, continuó con su mensaje haciendo alusión al «Evangelio de la Vida», Encíclica de Juan Pablo II. Dijo que éste no es exclusivamente para los creyentes, sino para todos, y que la promoción y defensa de la vida no es un privilegio que tienen únicamente los cristianos. «En la vida hay seguramente un valor sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto, afecta necesariamente a todos», agregó el Obispo de Tehuacán, recordando parte del texto del Sumo Pontífice.
Nuevamente, mencionando «Evangelio de la Vida», dijo que trabajar en favor de la vida, es trabajar también por la renovación de la sociedad y del bien común. «En efecto, no es posible construir el bien común sin reconocer y tutelar el derecho a la vida, sobre el que se fundamentan y desarrollan todos los demás derechos inalienables del ser humano», añadió.
Igualmente, citando ahora Caritas in veritate, Encíclica del Papa Benedicto XVI, Mons. Aguilar Martínez dijo que «uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual, es la importancia del tema del respeto a la vida (…) La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo», y que «si se pierde la sensibilidad personal y social para escoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social. La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca», agregó el Obispo, citando de nuevo la Encíclica de Benedicto XVI.
Mons. Aguilar Martínez, también habló sobre dos casos negativos y extremos en relación con la vida; uno, cuando una persona o agrupación se siente con el poder de decidir terminar con la vida de otra persona, y dos, cuando una persona no le ve sentido a la vida y decide acabar con la misma. «No somos dueños de la vida de los demás. Tampoco somos dueños de nuestra propia vida para terminar con ella cuando no le veamos sentido. No hay nada en el mundo capaz de ayudarnos a sobrevivir, aún en las peores condiciones, como el hecho de saber que la vida tiene sentido», agregó el Obispo.
Asimismo, dijo que aunque con frecuencia el ser humano experimente momentos difíciles, porque estos «siempre van a existir, son parte indispensable de la vida, incluso de la salud mental», lo realmente importante es «esforzarse y luchar por una meta que valga la pena». Y que «quien sabe encontrarle sentido a su propia vida, normalmente sabrá encontrar el valor de la vida de los demás».
Mons. Aguilar Martínez concluyó su mensaje invocando a Dios: «Dios nos conceda el día de hoy, con las respectivas bendiciones, la posibilidad de hacer fructificar el don de la vida en nuestro beneficio y sobre todo en beneficio de muchos otros».
Con información de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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