«Maringá (Domingo, 31-01-2010, Gaudium Press) Para el arzobispo emérito de la arquidiócesis de Maringá, en Brasil, Mons. Anuar Battisti, es en los momentos de intensa prueba que la fe debe ser más fortalecida. En uno de sus más recientes artículos, llamado «La palabra importante en su vida», divulgado hoy, el prelado aborda la importancia de orar siempre y dice que la palabra que no puede faltar en nuestras vidas es el verbo «recomenzar».
Según el religioso, es necesario recomenzar sin olvidar la historia, una vida vivida de la manera de cada uno, con las personas que comparten con nosotros los mismos caminos. Y es aún por ser tan particular e incluir otras personas que, como dice, «el camino es marcado por momentos que hacen crecer, como también por accidentes impensables, sin embargo reales».
Mons. Anuar recomienda vivir para el presente mirando el futuro
Para Mons. Anuar Battisti, debemos estar dispuestos a asumir el presente como él es sin querer arreglar el pasado, y vivir la novedad de cada día con todas sus exigencias, como si fuese el primer día de nuestra vida.
«Allá atrás quedaron las vacaciones, los parientes, las cosas bonitas y agradables, también los desencuentros y desajustes de la convivencia. Allá atrás quedó lo que hicimos, cómo hicimos. En fin, fue lo que fue, ahora se trata de recomenzar», afirma.
Así, todo toma un aire diferente, señala el obispo, un gusto diferente, un sabor de «quiero más». Él cree que cuando el desapego del pasado es una realidad, «respiramos con dos pulmones, oxigenamos el cerebro y el corazón no se acelera».
Él destaca también una recomendación del propio Jesús: «Quien quiera ser mi seguidor, tome su cruz cada día, y me siga». De acuerdo con el obispo, la cruz es siempre nueva porque cada día es nuevo; de manera que ella puede ser la misma de ayer, entretanto revestida de la novedad de quien sabe recomenzar sin mirar atrás.
«Todo se transforma cuando la cruz de cada uno, sea ella cual fuere, es cargada no como peso, sino como oportunidad de crecer y ser mejor. Ella no es un tropiezo, es sí un trampolín».
Mons. Anuar cree que el secreto es mantener el equilibrio y recordar que el único absoluto es Dios, y juntamente con la capacidad personal de recomenzar siempre, debemos «doblar las rodillas delante del Padre y allí colocar todo en sus manos». Él resalta, sobretodo, que es necesario «orar recomenzando y recomenzar orando, pues ésta es la fuente inagotable de bendiciones de Dios para nosotros».
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