Río de Janeiro (Lunes, 01-02-2010, Gaudium Press) Más de 60 obispos brasileños se manifestaron, por medio de una carta divulgada el pasado jueves 28, en la cual expresan su rechazo a ciertos puntos del 3º Programa Nacional de Derechos Humanos (PNDH 3), aprobado por el presidente Lula el día 21 de diciembre del año pasado.
En la nota, emitida durante un encuentro para actualización pastoral ocurrido en Río de Janeiro, los obispos reiteraron su posición contraria a puntos del PNDH 3 como la legalización del aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo, la prohibición de sustentar símbolos religiosos en establecimientos públicos y el derecho de adopción por parejas homosexuales.
La Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), en nota divulgada el día 15 de diciembre del año pasado, también había rechazado estos puntos y reafirmado su defensa a favor de la vida.
Lea la carta íntegra:
João Pessoa (PB), 1º de febrero de 2010.
Carta sobre el III Programa Nacional de Derechos Humanos
Nosotros, abajo-firmantes, impulsados por nuestro deber pastoral como Obispos católicos, provenientes de varias regiones del país, reunidos en un encuentro de actualización pastoral -siguiendo la tradición profética de la Iglesia Católica en Brasil que, en los momentos más significativos de la historia de nuestro País, siempre se manifestó a favor de la democracia, de los legítimos derechos humanos y del bien común de la sociedad, en continuidad con la Declaración de la CNBB del día 15 de enero de 2010 y con la Nota de la Comisión Episcopal de Pastoral para la Vida y la Familia, y en consonancia con los pareceres emitidos por diversos segmentos de la sociedad brasileña heridos por el III Programa Nacional de Derechos Humanos (PNDN 3), firmado por el Presidente de la República el día 21 de diciembre de 2009- nos vemos en el deber de manifestar públicamente nuestro rechazo a determinados puntos de este Programa.
Dice la referida Declaración: «La CNBB reafirma su posición muchas veces manifestada en defensa de la vida y la familia y contraria a la despenalización del aborto, al matrimonio entre personas del mismo sexo y al derecho de adopción de niños por parejas homo-afectivas. Rechaza, también, la creación de mecanismos para impedir la ostentación de símbolos religiosos en establecimientos públicos de la Unión, pues considera que tal medida intolerante pretende ignorar nuestras raíces históricas».
No podemos aceptar que el legítimo derecho humano, ya reconocido en la Declaración de 1948, de libertad religiosa en todos los niveles, inclusive el público, pueda ser paralizado por la imposición ideológica que pretende reducir la manifestación religiosa a un ámbito exclusivamente privado. Los símbolos religiosos expresan el alma del pueblo brasileño y son manifestación de las raíces históricas cristianas que nadie tiene derecho de cancelar.
Hay propuestas que banalizan la vida, desfiguran la institución familiar del matrimonio, paralizan la libertad de expresión en la prensa, reducen las garantías jurídicas de la propiedad privada, limitan el ejercicio del poder judicial, como también corren el peligro de reascender conflictos sociales ya pacificados con la ley de la amnistía. Estas propuestas constituyen, por lo tanto, amenaza a la propia paz social.
Hacemos nuestras las palabras del Cardenal Mons. Geraldo Majela Agnelo, Primado del Brasil, referidas a la propuesta de despenalización del aborto, pero extensivas a los demás aspectos negativos del Programa. El PNHD 3 «pretende hacer pasar como derecho universal la voluntad de una minoría, ya que la mayoría de la población brasileña manifestó explícitamente su voluntad contraria. Hacer aprobar por decreto lo que ya fue rechazado repetidas veces por órganos legítimos plantea métodos autoritarios, de los cuales con mucho sacrificio nos liberamos al restablecer la democracia en Brasil en la década del 80».
«Firmes en la esperanza, pacientes en la tribulación, constantes en la oración» (Rm 12, 12), confiamos a Dios, Señor supremo de la Vida y la Historia, los rumbos de nuestra Patria brasileña.
Río de Janeiro, 28 de enero de 2010.
Firman la carta el arzobispo de Paraíba, Mons. Aldo Pagotto, el arzobispo Emérito de Paraíba, Mons. José Maria Pires, y otros arzobispos y obispos que participaron del encuentro de actualización pastoral.
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