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New York (Miércoles, 03-02-2010, Gaudium Press) Fishers of Men (Pescadores de hombres) ha sido catalogada por muchos como la mejor película vocacional realizada para la Iglesia católica en toda la historia. Producida por Grassroots Films -compañía radicada en Brooklyn, Nueva York- para el Secretariado de Vocaciones y Formación Sacerdotal de la Conferencia episcopal de los Estados Unidos, el video de 18 minutos «Fishers of Men» ha ganado varios premios en su país y en el exterior, como el Gabriel Awards.
«Fishers of Men es un video ‘rápido’ (fast-paced) que muestra algunas de las faceta de la vida diaria del sacerdote. Varios sacerdotes dan testimonio de la importancia que ellos dan a su propia vocación. [El video incluye] Una dramatización [que] describe como un sacerdote puede inspirar una vocación por medio de su servicio a alguien necesitado de su ministerio presbiteral» describe la página web de la Conferencia episcopal americana.
Los testimonios que incluye el film cubren diversas formas de ‘llamado vocacional’, desde los que podríamos llamar «ordinarios», hasta algunos verdaderamente sui generis: «Fui jugador profesional de beisbol durante ocho años, desde que salí de la escuela media, algo muy divertido para un jovencito de 18 a 26 años. En 1978 estaba en los Metz de Nueva York. Luego, durante los siguientes 15 años fui un actor profesional. En ninguno de los dos alcancé gran fama, pero creo que viví lo suficiente para saber que tan peligroso podía ser. Cuando fui ordenado sacerdote en el año 2000 y mi nariz tocó el mármol del suelo (durante la ceremonia de ordenación), ahí me di cuenta: ‘Dios mío, quien soy yo para recibir este don’ «, declara un maduro sacerdote, sereno y al mismo tiempo profundamente conmovido de alegría por el camino elegido.
Un anciano presbítero narra una historia -un tanto menos gradilocuente- pero que manifiesta a su vez, en el ocaso de sus días, la gratitud con Dios por el regalo de su sacerdocio y la certeza de haber tenido una vida plena. En su testimonio, este padre, misionero en su juventud en las Filipinas, resalta lo importante que fue para su vocación el nacer en una familia con profundo sentido y vivencia cristiana: «La Iglesia era muy importante. Íbamos a misa diaria en la familia y recitábamos el rosario cada noche. Éramos una familia fuertemente católica. Creo que desde muy jovencito quería ser sacerdote. Nunca pensé en otra cosa».
«Es una oportunidad para realizar cambios y hacerlos posibles en cualquier parte del mundo -declara sobre su misión un joven presbítero de color. El sacerdocio católico es un instrumento para el cambio que hoy necesita el mundo». «El mundo -afirma otro anciano clérigo- necesita héroes. Juan Pablo II, incluso después de su fallecimiento, al igual que en vida, siguió siendo el sacerdote modelo, mentor, ejemplo del que responde como él respondió al llamado de Cristo: Ven y sígueme… y cuando lo hagas no tengas miedo». «Fue un actor, fue un atleta, tenía el don de gentes, tenía sentido del humor. Pero todos esos dones se los dio por completo a Dios», dice otro. «Nos enseñó que el sacerdocio es estar en la verdad con amor»… Los testimonios se suceden unos a otros, impactantes, sinceros, evocativos. Más que las palabras hablan los rostros, la seguridad y expresividad de sus miradas.
Joseph Campo, productor de Pescadores de Hombres, afirmó: «Hablo en nombre de todo el equipo de Grassroots Films cuando digo que siempre hemos tenido una visión positiva y un aprecio del sacerdocio católico en todo el mundo, y estamos agradecidos por la oportunidad de representar lo que significa ser un sacerdote en la película, Pescadores de Hombres.» Asimismo el productor declaró que para Grassroots Films es alentador el amplio éxito del DVD: «Los cineastas serios siempre trabajan para producir algo de extraordinaria calidad artística. Cuando el trabajo puede servir a un noble objetivo tal como invitar a hombres al sacerdocio, es una doble recompensa para el artista», indicó.
El filme puede ser solicitado vía internet. También puede ser visto un sugestivo tráiler en http://www.grassrootsfilms.com/main.html o en algunos
El sacerdocio
El orden sacerdotal introduce una diferencia esencial, por institución divina, entre los miembros de la Iglesia sellados por él y los demás, según se establece en el canon 207 de Código de Derecho Canónico.
Consagrado ministerialmente, «el fiel [sacerdote] recibe un don estable y permanente (la teología lo llama carácter) que lo configura con Cristo Cabeza, y le capacita para realizar, por la autoridad del mismo Cristo y con la fuerza de su Espíritu, la misión de apacentar el Pueblo de Dios», recuerda J. Manzanares, en la exposición que sobre el orden hace en ‘Nuevo Derecho Parroquial’.
Su misión se resume en la fórmula clásica en la Iglesia de «enseñar, santificar y regir», cumplido fundamentalmente en el ejercicio de la palabra que instruye, el culto en el que se administran los sacramentos a los fieles, y la realización -bajo su égida- de la comunión entre todos los hermanos.
Así, su ministerio puede ser definido como el hacer sacramental y activamente presente a Cristo. El sacerdote no es sino un otro Cristo, un «actualizador» de Cristo en esta tierra, alguien que le sirve de medio para que él se manifieste en el mundo, ahora como lo hizo en Palestina hace 20 siglos, trayendo a los hombres la buena nueva de la Salvación.
El sacerdote es nuestra prenda de salvación.
Gaudium Press / S. C.
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