sábado, 23 de noviembre de 2024
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Presidente del Consejo Pontificio para la Familia envía un mensaje a las familias, tras concluir congreso en México

Mérida (Miércoles, 03-02-2010, Gaudium Press) Del 29 al 31 de enero se llevó a cabo en Mérida, estado de Yucatán, México, el «II Congreso de Salud, Vida y Familia», donde se trataron temas relacionados con el papel primordial de la familia dentro de la sociedad. El congreso contó con la presencia del Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, el Cardenal Ennio Antonelli, quien, al concluir el evento, le dirigió a los asistentes -familias, matrimonios, jóvenes y asociaciones que trabajan a favor de la vida y la familia- un significativo mensaje.

«Al concluir el segundo Congreso de Salud, Vida y Familia, imploro la bendición de Dios para los organizadores, y, especialmente, para todas las familias de los participantes de la Provincia eclesiástica de Yucatán, como también para los fieles de las otras diócesis que han acudido a este evento», dijo el Cardenal al comenzar su disertación.

Enseguida, continuó afirmando que «la familia es patrimonio de la humanidad para las generaciones actuales y venideras», y que, como tal, se debe custodiar y promover. Al respecto, señaló que «es un deber primordial de los progenitores enseñar a las nuevas generaciones el valor, la identidad y la función personal y social de la familia».

Dijo también, que la familia -al estar fundada en el matrimonio como una unión estable, y con un vínculo indisoluble entre hombre y mujer- es bendecida por Dios, por lo que «debe ser reconocida y protegida por la autoridad civil y, a su vez, apreciada y vivida por toda la comunidad humana».

Sobre los hijos, manifestó que «desde la creación del hombre y la mujer, Dios bendice la unión íntima de los cónyuges, dando lugar normalmente a la procreación e infunde el alimento de vida», y que todo ser humano desde su vientre materno es amado por Dios.

Igualmente, haciendo referencia a la Encíclica «Deus Caritas est» de Benedicto XVI, el Cardenal Antonelli resaltó que el amor sensible, «cuando va acompañado del amor benevolente, adquiere una dimensión profunda y duradera, como se expresa en las familias y comunidades que se han propuesto vivir en la fidelidad y santidad de vida».

«El amor de la familia sana y da vida»

Recordando el lema del encuentro, «El amor de la familia sana y da vida», dijo que el amor da fortaleza a las familias para enfrentar las pruebas, y contribuye a experimentar «el consuelo, el perdón y la paz, como camino auténtico hacia la salud integral y la salvación eterna».

El Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, también habló sobre la adopción afirmando que éste «es un acto sublime de bondad y una expresión exquisita de caridad». Recordó, a su vez, que la Iglesia apoya esta expresión de caridad, de manera especial, en aquellos matrimonios que no han podido tener hijos y que los niños, que nacieron sin hogar, tienen derecho a encontrar un padre y una madre unidos en matrimonio.

Sobre el aborto, el Cardenal Antonelli, manifestó que la Iglesia seguirá trabajando para «ser voz de los que todavía no tienen voz», y denunciando los abortos «como crímenes nefastos contra la vida y la dignidad de la persona».

De otra parte, el Purpurado hizo un llamado a los jóvenes, que «son la esperanza de la Iglesia y el mundo», para que con su fuerza y alegría alienten a otras generaciones a renovarse constantemente. Exhortó a la Pastoral Juvenil a seguir con su labor de apoyo a las nuevas generaciones, para que aprendan «un camino de afectividad sana y equilibrada, y de castidad».

Finalmente, exhortó a los congresistas a recibir «la sabia orientación de sus Pastores», para respetar la vida y la familia que son «regalos de Dios confiados en nuestras manos», y le solicitó a los asistentes del congreso pedir la intercesión de la Sagrada Familia «a fin de que Dios todopoderoso ilumine sus hogares con la vivencia armónica de las virtudes domésticas, como las vivieron María y José en su casa nazarena», concluyó.

Con información de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

Gaudium Press / Sonia Trujillo

 

 

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