Belo Horizonte (Viernes, 05-02-2010, Gaudium Press) El arzobispo metropolitano de Belo Horizonte (MG), Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, critica, en su artículo semanal, el Programa Nacional de Derechos Humanos aprobado por el presidente Luís Inácio Lula da Silva en diciembre del año pasado y afirma que él «hiere» la sensatez en razón de sus «equívocos arriesgados y perjudiciales».
La seriedad y gravedad de cuestiones como la despenalización del aborto, el casamiento entre personas del mismo sexo, el derecho a la adopción de niños por parejas homoafectivas y el impedimento de la ostentación de símbolos religiosos en espacios públicos no permiten un abordaje y consideración simplemente en «medio de una ideología partidaria».
«Esta, sea gobernadora o de oposición, no es suficiente para tratar adecuadamente los entendimientos de temáticas que tocan las raíces de lo que es la vida, su sentido y las responsabilidades ciudadanas», señala Mons. Walmor.
De esta manera, el prelado resalta que el Programa Nacional de Derechos Humanos no puede guiarse por una determinada «perspectiva partidaria», siendo «insuficiente» la argumentación de que esta es la garantía de una sociedad democrática.
Para el arzobispo de Belo Horizonte, la posición de la Iglesia Católica no se hace por las mismas «razones y circunstancias meramente ideológicas». La invitación a este serio diálogo se ancla en bases y fundamentos del «indispensable entendimiento de carácter antropológico que define la comprensión de la persona, la vida, el hombre y la mujer, la sociedad y la justicia».
En el texto, Mons. Walmor observa que es lamentable que el «llamado al diálogo» para el análisis de estos principios es entendido apenas como presión de una institución o como atendimiento de «perspectiva inadecuadamente adjetivada».
«En verdad, la cuestión de fondo y principal, con fuerza de corrección y necesarios ajustes, es el adecuado entendimiento acerca de la comprensión de lo que es el hombre. Sin embargo, la orientación que se da a la existencia, la convivencia social y la historia depende de las respuestas dadas a las preguntas que tratan sobre la vida, su sentido, su defensa y promoción», resalta.
Al final de su artículo, Mons. Walmor afirma que la humanidad enfrenta el «desafío delante de la verdad incluso del ser humano» y que el Programa Nacional de Derechos Humanos «se desliza hacia ambigüedades en razón del comprometimiento de principios», siendo la Iglesia Católica «la voz contra todo, de modo absoluto e innegociable, que compromete los principios y valores con los cuales los derechos humanos deben ser leídos y conferidos».
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