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Río de Janeiro (Miércoles, 17-12-2010, Gaudium Press) El tiempo de Cuaresma, «momento de la liturgia único y especial», es el tema del artículo semanal del arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta. En el texto divulgado hoy, el prelado afirma que, en este período del año, es necesario un espacio para reflexionar sobre la vida y para acoger la Gracia de Dios. En este sentido, oración, penitencia, ayuno y confesión sacramental son actitudes que, según Mons. Orani, nos ayudan a recorrer el camino correcto y nos hacen «concentrar en aquello que es esencial en nuestras vidas».
Refiriéndose a los 40 días que Jesús estuvo en el desierto y, también, a los años del pueblo de Dios en el camino del éxodo, Mons. Orani refuerza que la Cuaresma «es tiempo de renovar nuestra vida bautismal y nuestra alianza con el Señor». El arzobispo explica que este tiempo de contrición es necesario para que nos conduzcamos a una nueva vida. «Porque todo pasó y se hizo nuevo, queremos cantar y anunciar», dice.
Mons. Orani recuerda también que la Cuaresma es un tiempo especial, de preparación para la gran fiesta de la Pascua y afirma que «la Santa Iglesia celebra todos los años los mismos tiempos y fiestas previstos en su Año Litúrgico para actualizar la salvación, haciéndola crecer siempre más en los corazones». Con todo, este año, según el obispo, la conmemoración del tiempo cuaresmal debe traer novedades que convertirán la vida cristiana todavía más elevada, «a fin de que la celebración pascual produzca abundantes frutos en nuestra existencia individual y comunitaria».
El prelado dice además que la Cuaresma «quiere ser para nosotros un tiempo especial». «El período cuaresmal quiere ser, entonces, un tiempo especial de cambio para mejor», subraya. «Para que cambiemos para mejor, es que existen los ejercicios de piedad». Y todos ellos sirven, conforme el obispo, para orientar los deseos humanos.
Un espacio para la oración
La importancia de la oración también fue recordada por el arzobispo de Río. Ella «es la comunión con Dios, es intimidad con Él, es fuente de bendiciones incontables». Y el católico que ora debe tener a Jesús como gran maestro y modelo de vida: «Debemos saber que nuestra oración debe ser orientada por todo aquello que Jesús nos reveló» y «una oración bien hecha nunca deja de lado la Palabra de Dios». Conforme Mons. Orani, Dios nos habló por Jesucristo, luego «la oración es respuesta al amor y a la Palabra de Dios».
Por último, el arzobispo de Río de Janeiro exhorta a todos los fieles a que entren el Miércoles de Cenizas reconociendo que son pecadores y que necesitan de conversión. Y hace una excepción. «Infelizmente, nuestra sociedad no se preocupa en guardar el tiempo cuaresmal, pero cabe a nosotros, católicos, hacerlo de tal forma que sea realmente vivenciado y propicio para la renovación de nuestras vidas».
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