Lima (Lunes, 22-02-2010, Gaudium Press) «El camino de Dios en la cuaresma pasa por ese sacrificio. Sacrifica la lengua, la vista, el oído y el corazón. Muere un poco a esa tendencia de la concupiscencia, el desorden moral, material, económico, espiritual. El camino de Cristo atraviesa por ese desierto, pero en ese desierto estás con Él», reflexionó el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo de Lima y primado del Perú, durante su homilía el domingo pasado en la Basílica catedral de la ciudad.
El purpurado presentó el tiempo de Cuaresma como época de purificación, de sentimientos, del corazón y de los sentidos.
La Cuaresma también es momento propicio para que los fieles, acompañando a Jesús rumbo a su crucifixión, muerte y resurrección, conozcan a la Iglesia y la ‘vivan’: «Pedimos esto al Señor crucificado y a nuestra madre Santa María para que tengamos una cuaresma llena de gozo, de sacrificio y eso nos llevará a una gran paz interior, por este querido Perú al que tanto amamos, un Perú católico».
En la homilía, el primado del Perú lamentó el alejamiento de muchos de la voz de la Iglesia: «Por eso el aborto, la eutanasia y los atentados contra la fe católica».
Participaron de la eucaristía sacerdotes de la primera Vicaría Episcopal de la Arquidiócesis. Concelebró con el Cardenal Cipriani, Monseñor Adriano Tomasi, obispo auxiliar de Lima.
Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima
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