Belo Horizonte (Viernes, 26-02-2010, Gaudium Press) El Jubileo de Oro de oficialización de Nuestra Señora de la Piedad como Patrona del Estado de Minas Gerais está próximo; será el día 31 de julio. Por este motivo, el arzobispo metropolitano de Belo Horizonte, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, dedica el artículo de esta semana para, a partir del Santuario Estatal de Nuestra Señora de la Piedad, hablar del alto significado de los santuarios de una forma general.
Las primeras líneas del texto de Mons. Walmor son dedicadas a enaltecer la belleza arquitectural de la construcción. «El Santuario Estatal Nuestra Señora de la Piedad, edificado a 1740 metros de altitud, en la maravilla natural de las montañas de Minas, en la Sierra de la Piedad, es una belleza tan especial y encantadora que es justo decir de ella «magnífica arquitectura divina», asegura.
Mons. Walmor resalta que la Semana Jubilar Misionera, que será realizada del 24 de julio al 1º de agosto de este año, consolidará y aumentará la consciencia de este don magnífico, que es el santuario, «no solo por su belleza, sino como oportunidad única de encuentro con Dios», dice.
Según el prelado, la invitación para dirigir la atención hacia el Santuario Estatal de Nuestra Señora de la Piedad es la «oportunidad para reconocer el don que es un santuario», «don especialísimo cuando la razón de ser del santuario es la presencia de una Madre, María, la Madre de Jesucristo, el Salvador, la Madre de sus discípulos». Pues «en María se da la máxima realización de la existencia cristiana».
Con la intención de reforzar el valor de las peregrinaciones a los santuarios, el prelado recuerda, en su artículo, el Documento de Aparecida, en el cual el episcopado latinoamericano y caribeño dice que «la decisión de caminar en dirección al santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza y la llegada es un encuentro de amor».
Citando el documento, el arzobispo dice: «En los santuarios, muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Sus paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que millones podrían contar».
Para el arzobispo, el gesto de humildad y confianza del peregrino en el santuario es experiencia educativa y garantía para la realización del sueño de otro mundo posible. Es «concretización del compromiso ciudadano en la construcción de una sociedad más justa y solidaria», dice.
Con la finalidad de reforzar su punto, el prelado cita el discurso del Papa Benedicto XVI inaugural de la 5º Conferencia en Aparecida, en el cual el Pontífice afirma que una estructura justa de sociedad precisa de valores fundamentales y necesidad de una vida despojada de interés personal. Pero donde Dios está ausente, esos valores no se muestran.
Deje su Comentario