Bogotá (Viernes, 26-02-2010, Gaudium Press) Conocido dentro del mundo académico colombiano como el «arquitecto de hombres nuevos» y un «revolucionario pacífico», Julio Cesar García Valencia, fundador de la Universidad la Gran Colombia -institución educativa que tiene casi 60 años de estar funcionando en el país suramericano-, fue un hombre que, a pesar de no poseer riquezas materiales, era rico en inteligencia, de un gran corazón y un inquieto por cultivar en los jóvenes los valores del espíritu.
Originario del municipio de Fredonia, población ubicada en el departamento colombiano de Antioquia, nació el 7 de agosto de 1894 en el seno de una familia de 8 hijos, donde él era el mayor. Su padre era el General Joaquín García Rojas -quien en su momento fue alcalde de Fredonia, Senador de Colombia, abogado, juez y magistrado-, y su madre, Obdulia Valencia Echeverri.
Fue historiador, periodista -por 10 años, de 1920 a 1930, se desempeñó como director del periódico «El Colombiano», uno de los diarios de mayor circulación en el país suramericano-, incursionó en la política -como diputado a la Asamblea de Antioquia y representante de este departamento a la Cámara-, pero su gran y mayor labor fue la educación.
«Es preciso sembrar árboles en el presente, si queremos que las promociones futuras recojan la herencia de un gran bosque (…) Si queremos llegar a ser grandes debemos empezar por cultivar la semilla para que ésta crezca, se haga árbol y sus ramas sirvan de nido a las aves del cielo», decía el educador, para quien preparar a los alumnos en la profesión de ser hombres era una de sus mayores preocupaciones.
Para él, la formación en valores era más importante que llenarse de conocimientos; «no importa tanto saber muchas cosas, cuanto pensar bien y obrar rectamente», expresaba el formador, quien, además, decía: «las aulas, así sean las de la universidad, cumplen solamente -y es el que deben cumplir- un plan de preparación integral para la vida y para la eternidad».
También señalaba que el hombre, pese a los años, siempre va a estar en una constante búsqueda de la verdad, decía: «nunca, mientras vivamos, dejaremos de ser estudiantes y buscaremos desolados la verdad que nos hará libres».
Un hombre de fe
Julio Cesar García Valencia era un hombre de gran fe. Como explica su nieto, el Padre Juan Guillermo García -quien actualmente es el Director de la Pastoral Universitaria de la Universidad La Gran Colombia- tenía como libro de cabecera «La Imitación de Cristo», escrito por el monje alemán Tomás de Kempis.
Parte de su formación como hombre de fe, se debió gracias a su estrecha amistad con Mons. Rafael María Carrasquilla, quien fue en su momento rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, donde García Valencia se graduó de Bachiller en filosofía y letras en el año de 1913. Para el fundador de la Universidad Gran Colombia, Mons. Carrasquilla «fue maestro, faro y sostén de su alma».
Parte de su experiencia en la educación
Como impulsador de la academia y como educador, además de fundar en 1951 la Universidad La Gran Colombia, fue maestro y rector de la Universidad de Antioquia, Secretario de Educación de Antioquia y Ministro Encargado de Educación en 1952.
También fue rector, en la década de los 40, del Colegio San Bartolomé, donde el 9 de abril de 1948 presenció la batalla que se libró entre el gobierno del entonces Presidente colombiano Mariano Ospina Pérez y la insurrección de las turbas enfurecidas por el asesinato del líder colombiano Jorge Eliécer Gaitán.
Uno de sus más grandes legados para la academia, en su afán por ofrecer una educación a todos, incluyendo a los menos favorecidos, fue la creación de la enseñanza nocturna para jóvenes trabajadores que tenían deseos de estudiar.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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