viernes, 22 de noviembre de 2024
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"No se trata de mantener estados de pobreza, sino de dignificar al hombre"

Bogotá (Martes, 16-03-2010, Gaudium Press) Oriunda del departamento colombiano de Santander, la hermana Beatriz Rueda Gómez, religiosa de la Comunidad de la Presentación, dedicó los últimos 20 años de su vida al servicio de los niños menos favorecidos. Ella fue la fundadora de la Obra Social Marie Poussepin, una guardería que atiende alrededor de 100 niños de escasos recursos en el norte de Bogotá.

La religiosa, siendo la encargada de la pastoral del Colegio Sans Façon -comunidad educativa de las hermanas de la Presentación, ubicada en la capital colombiana- , perdió su salud, por lo que le fue encomendada la misión de hacerse cargo de las exalumnas del colegio, a cambio de su antigua labor en la institución educativa.

Fue entonces cuando, al darse cuenta de las condiciones de necesidad, desamparo y maltrato que recibían algunas mujeres y sus hijos, así como de familias pobres que habitaban en zonas aledañas al colegio, en 1987 invita a las exalumnas de Sans Façon a trabajar por las familias, en especial por los menores de edad privados de mínimas condiciones para una vida digna.

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La hermana Beatriz Rueda

Como resultado de esta invitación, nació la Obra Social Marie Possepin que, hasta la fecha, ha acogido a centenares de niños abriéndoles las puertas en un lugar en el que encuentran protección, afecto, nutrición y educación, factores que han contribuido -a lo largo de los 23 años en los que la guardería lleva funcionando- a formar jóvenes y adultos de bien.

Este fue precisamente el mayor empeño que la hermana Beatriz tuvo mientras permaneció a cargo de la Obra que fundó. La religiosa contantemente repetía a los benefactores que se acercaban a la guardería, «aquí no se trata de mantener estados de pobreza, sino de dignificar al hombre».

Una Obra Social que involucra a todos

Gracias a ese deseo de la religiosa -que, en palabras suyas, fue inspirado por Dios-, además de los niños, la Obra Social, no ha limitado su misión solamente a los menores. También ofrece apoyo a las madres quienes, algunas- luego de una adecuada formación-, se han desempeñado y se desempeñan como maestras de la misma guardería, y constantemente se les ofrecen charlas a los padres, las cuales han mejorado la calidad de vida en las relaciones interpersonales con los hijos.

Igualmente, por medio de un consultorio médico y odontológico que se dispuso dentro del mismo centro social, los vecinos del lugar con dificultades económicas han encontrado en la Obra Social Marie Poussepin la posibilidad de acceder a servicios de salud a un bajo costo. Asimismo, muchas de las mujeres han encontrado una opción de empleo gracias a un taller de costura que la religiosa dispuso en el lugar.

Otras de las beneficiadas de esta obra social, han sido las alumnas del Colegio Sans Façon, quienes -gracias a las jornadas de alfabetización que allí se realizan – se han acercado a la necesidad del otro compartiendo y aprendiendo a tratar con los menos privilegiados.

Sus últimos días

Hacia el año 2007, lúcida de mente, pero con un cuerpo que dejaba ver el paso de los años y limitaba su actividad, la hermana Beatriz, con gran dolor en su corazón por tener que dejar su labor en la obra que fundó, fue trasladada al ancianato de las hermanas de la Presentación San José de los Nogales en Chía, municipio colombiano aledaño a Bogotá, donde la religiosa vivió sus últimos días.

La hermana falleció el pasado 12 de marzo, pero partió con la certeza de haber dejado una huella en los corazones de muchos niños y jóvenes que hoy conocen mejores condiciones de vida.

Gaudium Press / Sonia Trujillo

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