Redacción (Sábado, 20-03-2010, Gaudium Press) Damos hoy inicio a la publicación de las 14 Estaciones del Vía Crucis, con textos de autoría de Monseñor João S. Clá Dias, Fundador de los Heraldos del Evangelio. Cada día se divulgará una de ellas, hasta el Viernes Santo.
Oración inicial
«Sin Mí nada podéis hacer» (Jn 15, 5).
Oh mi Jesús, me preparo en este instante para acompañarte en el Vía Crucis. En él te encontraré llagado, sin fuerzas y ensangrentado. Fuerte expresión usa la Escritura al referirse a Vuestra Pasión: «Yo sin embargo, soy un gusano, no soy hombre, el reproche de todos y despreciado del pueblo» (Sal 21, 7). Muy diferente está Vuestra Divina figura de Aquella que los Apóstoles contemplaron en el monte Tabor, o caminando sobre las aguas, o curando a los enfermos. En esta divina tragedia veré estampada la fealdad y la maldad de mis pecados. ¡A tus pies deposito mis miserias y te pido perdón por la enorme culpa que tengo en vuestros tormentos!
Recurro, para esto, a la intercesión de la Virgen Dolorosa. Que Ella me cubra con su manto maternal, auxiliándome a unirme a Ti y también a abrazar mi cruz. Amén.
I ESTACIÓN – Jesús es condenado a muerte
V/. Nosotros te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por la Santa Cruz redimiste al mundo.
Pilatos entró de nuevo a la sala, llamó a Jesús y le dijo: «¿Tú eres el rey de los judíos?» (…) Respondió Jesús:»Mi Reino no es de este mundo; si Mi Reino fuese de este mundo, pelearían mis siervos, para que yo no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí» (Jn 18,33 y 36).
Pilatos (…) hizo que le trajeran agua, se lavó las manos delante del pueblo y dijo: «Soy inocente de la sangre de este hombre. ¡Esto es con ustedes!» Y todo el pueblo respondió: ¡Caiga sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos!» Liberó entonces a Barrabás, mandó azotar a Jesús y lo entregó para ser crucificado (Mt 27, 24-26).
Jesús, al afirmar que su reino no es de este mundo, no deja de querer ser el Rey de nuestros corazones. Él se entregará en las manos de los verdugos por amor a nosotros. En este momento de su prisión, ¿no debemos ofrecerle también nuestros corazones?
No quiero ser neutro frente a este profundo deseo de Jesús. Ésta fue la gran falta cometida por Pilatos: la neutralidad delante de un llamado divino y de una criminal acusación.
Jesús está implorando mi corazón en este paso de la Pasión, Él quiere mi santificación.
Oh mi adorable Jesús, veo el enorme peso de mis pecados en el odio de los que te rechazan. Acepta, Señor, mi pobre corazón y asúmelo como Rey y dueño absoluto. Estoy seguro de que si así lo hicieres, jamás te ofenderé.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
V/. Sagrado Corazón de Jesús, víctima de los pecadores.
R/. Ten piedad de nosotros.
V/. Por la misericordia de Dios descansen en paz las almas de los fieles difuntos.
R/. Amén.
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