viernes, 22 de noviembre de 2024
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Obispo auxiliar de Durango en México recuerda que "la persona humana es única e irrepetible y está abierta a la trascendencia"

Durango (Viernes, 19-03-2010, Gaudium Press) Recordando que «la persona humana es única e irrepetible y está abierta a la trascendencia», Mons. Enrique Sánchez Martínez, Obispo Auxiliar de Durango, México, transmitió un mensaje a sus fieles -el cual fue dado a conocer recientemente por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)-, invitándolos a reconocer la condición trascendente del ser humano.

«A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está abierto al infinito y a todos los seres creados. Está abierto sobre todo al infinito, es decir a Dios, porque con su inteligencia y su voluntad se eleva por encima de todo lo creado y de sí mismo (…) es libre frente a todas las cosas creadas y se dirige hacia la verdad y el bien absolutos», señala el prelado.

Mons. Sánchez Martínez, también, dice que el hombre es un ser único e irrepetible, quien «existe como un «yo», capaz de autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse», y el cual debe ser comprendido en su «irrepetible e insuprimible singularidad».
Al respecto, agrega, que precisamente debido a este factor «único» de la persona humana se «impone la exigencia del respeto de cada hombre de este mundo, por parte de todos, especialmente por parte de las instituciones políticas y sociales y de sus responsables».

La dignidad humana como fin último de la sociedad

Igualmente, el prelado señala que el fin último de la sociedad debe ser el preservar esa dignidad de la persona, puesto que «una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana». Asimismo, dijo que el respeto de la dignidad humana no puede dejar a un lado el principio de «considerar al prójimo como otro yo, cuidando (…) su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente».

Este es el motivo, para que -expresa el Obispo- todos los programas sociales, culturales y científicos, entre otros, tengan presente este aspecto fundamental de cada ser humano. «Si cada programa social, científico y cultural quiere realmente promover el desarrollo de la personas, debe tener en cuenta que éste sólo se puede realizar plena y definitivamente en Dios», agrega.

Del mismo modo, Mons. Sánchez Martínez dice que «la persona no puede estar finalizada a proyectos de carácter económico, social o político, impuestos por autoridad alguna», ni siquiera en nombre del denominado «progreso». Sobre este tema, el Obispo cita parte de «Cáritas in veritate» de Benedicto XVI: «el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad: pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social».

En su conclusión, el Obispo Auxiliar de Durango, también señala que para que se logren estos cambios sociales, sólo será posible si éstos «están fundados sobre un cambio decidido de la conducta personal», es decir -como explica el prelado-, «no será posible jamás una auténtica moralización de la vida social sino es a partir de las personas», donde el ejercicio de la vida moral proclame la dignidad de la persona humana.

Gaudium Press / Sonia Trujillo

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