Redacción (Miércoles, 24-03-2010, Gaudium Press)
Via Crucis: V Estación – Simón Cireneo ayuda a Jesús a cargar la Cruz por Mons. João S. Clá Dias
V/. Nosotros te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Pasaba por allí cierto hombre de Cirene, llamado Simón, que venía del campo, padre de Alexandre y de Rufo, y lo obligaron a que llevase la cruz (Mc 15, 20-21).
Los soldados romanos temían que el Divino condenado muriese, incluso antes de llegar a la Gólgota. Es urgente encontrar a alguien que lo ayude a terminar el recorrido.
El centurión que comandaba a los soldados romanos ve a Simón. ¿Quién era él? Se sabe solamente que era de Cirene, casi un anónimo. Sin embargo, aunque obligado, ayudó a llevar la cruz de Jesús, y de alguna forma cooperó con la obra de Redención.
¡Oh! ¡Ejemplo extraordinario para mí! Aunque fuese inocente, debo recordar las palabras del Divino Maestro: «Quien no toma su cruz y no me sigue, no es digno de Mí» (Mt 10, 38).
Es indispensable que yo tome mi cruz, o sea, aquella responsabilidad, aquella humillación. La cruz de la honestidad, de la rectitud de consciencia y de la práctica de la virtud. Sí, es preciso que yo sea perfecto.
Oh Jesús que en este paso de Vuestra Pasión pedís mi ayuda, quiero seguirte con mi cruz. Pero, ayúdame a ayudarte, Señor.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
V/. Sagrado Corazón de Jesús, víctima de los pecadores.
R/. Ten piedad de nosotros.
V/. Por la misericordia de Dios descansen en paz las almas de los fieles difuntos.
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