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Redacción (Jueves, 25-03-2010, Gaudium Press)
Via Crucis: VI Estación – La Verónica enjuga el rostro de Jesús por Mons. João S. Clá Dias
V/. Nosotros te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
«Haced brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro. Confiado en vuestra justicia, contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré con la visión de vuestra imagen» (Sal 4, 7; 16, 15).
«Vera ícona», o sea, verdadera imagen. Éste es el significado del nombre de aquella que se compadeció de Jesús y le enjugó el rostro. ¿Qué podría ofrecer Él, en aquel momento, en retribución por tan deferente actitud? ¡Su verdadero Rostro! Jesús quiso dejarnos este precioso mensaje: siempre que, de alguna forma, yo le enjugue el rostro, su fisionomía se estampará en mi alma, seré otro Cristo. Sí, «christianus alter Christus», el cristiano es otro Cristo.
Si, en la vida de todos los días, me empeño en ayudar al prójimo a trillar las vías del Evangelio, a buscar la Salvación, el rostro de Cristo se fijará en mi espíritu, y me tornaré semejante a Él.
Señor, comprendo ahora, por un auxilio de vuestra gracia, tu mandamiento: «Ámense unos a otros, como yo los he amado» (Jn 13, 34). Queréis de mí que sea atento con los necesitados de mi auxilio, bondadoso con los humildes, fuerte para con los orgullosos. Estoy dispuesto a proceder así.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
V/. Sagrado Corazón de Jesús, víctima de los pecadores.
R/. Ten piedad de nosotros.
V/. Por la misericordia de Dios descansen en paz las almas de los fieles difuntos.
R/. Amén.
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