sábado, 23 de noviembre de 2024
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"¡Estamos llamados a resucitar con el Señor!": Obispo auxiliar de Bogotá

Bogotá (Lunes, 29-03-2010, Gaudium Press) Ayer, la Iglesia católica en el mundo celebró con gran alegría y gozo el Domingo de Ramos, celebración en la que se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Así, con cantos y ramos los fieles se congregaron para dar inicio a la Semana Santa.

La Semana Mayor, como también se la conoce, se compone de diversas celebraciones litúrgicas en las que se revive, la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Para hablar de tan importante acontecimiento Gaudium Press diálogo con monseñor Francisco Nieto Súa, obispo y Vicario de la Zona Pastoral del Espíritu Santo en Bogotá.

«El centro de la Semana Mayor es la celebración del Misterio Pascual de Cristo, que empieza el jueves por la tarde con la institución de la Eucaristía, con la institución del sacerdocio y el mandamiento del amor. La celebración anticipada, si se quiere incruenta, de la entrega del Dios hecho hombre por nuestra salvación. Toda la cuaresma es preparación, y desde el Domingo de Ramos iniciamos una intensa preparación para la celebración del Misterio Pascual», expresó Monseñor.

Precisamente, desde el Jueves Santo se da inicio a tres días de celebraciones -el Triduo Pascual- en los que los católicos pueden reflexionar en torno a la presencia de Dios Padre en sus vidas, en sus hogares y en sus trabajos, así como la entrega total de Jesucristo, y profundo significado del sacerdocio.

«En este año sacerdotal el jueves santo tiene que ser un momento culmen en toda comunidad cristiana, fue voluntad expresa de Dios Nuestro Señor el escoger unos hombres limitados, pecadores», explicó el Prelado.

Así, durante el jueves santo los fieles son testigos en la celebración litúrgica de la institución del sacerdocio, de la Eucaristía y del mandato del amor.

Los «cómos» del amor

«Todas las religiones hablan del amor, pero para nosotros los «cómos» del amor son diferentes. Cuando le preguntan al Señor en su enseñanza ¿cómo se debe amar? el nos dice: ¿qué dice la ley, qué dice la escritura, qué han aprendido en toda esta historia de la salvación con el pueblo de Israel? y cuando le dan el resumen: ‘Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser y a tu prójimo como a ti mismo’, nos está colocando en un grado de amor muy particular, primero amarnos a nosotros mismos como creaturas de Dios, el segundo es amar al prójimo como nos queremos a nosotros mismos, por lo menos como eso. Pero el Señor nos coloca otro «cómo» cuando nos dice: ‘Como yo les he amado’, pero todavía más, ‘como mi padre y yo nos amamos’. Y ahí está la grandeza del mandamiento del amor y están las características propias del cristianismo. El mandamiento del amor, no es cualquier amor, es el amor por nosotros, al prójimo, como Cristo nos amó hasta entregar su vida y ‘Como mi padre y yo nos amamos en el Espíritu’. Entonces, jamás podremos llegar a ese nivel, pero tenemos ese desafío de amarnos como Dios mismo se ama en las tres personas de la Santísima Trinidad», manifestó el obispo.

«Nunca podremos olvidar que fuimos instituidos en el contexto del lavatorio de los pies»

jueves_santo.jpgTambién el primer día del Triduo Pascual (Jueves Santo), «está en marcado en la institución del sacerdocio en un sentido total de servicio. Nosotros los obispos y los sacerdotes nunca podremos olvidar que fuimos instituidos en el contexto del lavatorio de los pies. ¡Hagan lo que yo acabo de hacer!, es el mandato del Señor; por eso el sentido jerárquico en la vida de la Iglesia es de responsabilidad, -el sentido de la dignidad es de responsabilidad-, a nosotros quizás a veces se nos juzga un poquito con criterios humanos y quizá también hemos cometido errores históricos, hemos cometido pecado, pero si algo caracteriza el ministerio sacerdotal en la vida de la iglesia Católica, instituida por nuestro Señor Jesucristo, es precisamente el sentido del servicio, y el servicio a los hermanos, el lavarle los pies es un signo, lo hacían únicamente los esclavos. ¿Hoy mismo quién le lava los pies a otro?, realmente es un sentido de entrega absoluta, de respeto, de cariño, de aprecio y de todo lo que pueda significar realmente», manifestó el prelado.

«Por eso me parece fabuloso el que podamos en este Jueves Santo orar para que nosotros, obispos y sacerdotes, de verdad hagamos las cosas según el encargo del Señor. En la renovación de las promesas se nos vuelve a repetir ese sentido del compromiso, de la entrega en la unión con el Señor Jesucristo y en el imitar al Señor Jesucristo en todo, por eso es un desafío tremendo para nuestra existencia», agregó Monseñor.

Viernes y Sábado Santos

El Viernes y el Sábado santos, quizás son los días en los que más se congregan los católicos, y durante su liturgia se viven diferentes momentos, a través de los cuales es posible renovar la fe en Cristo.

«La muerte del Señor que celebramos el viernes nos coloca en una invitación a mirar la cruz como el hecho más grandioso del amor de Dios mismo, que entrega su vida por todos los hombres. Después se puede ir al Santo Sepulcro y contemplar admirados el que Dios haya querido entregar su vida por nosotros, y prepararnos en ese día con un sentido penitencial para la gran celebración del sábado en la noche, allí son cuatro liturgias en una: la liturgia de la luz, en donde el cirio pascual, el fuego bendecido, las velas o los cirios que llevan todas las personas manifiestan la presencia de un Dios que nos invitó a todos a ser luz del mundo, pero luz del mundo en Jesucristo que es la luz del mundo; luego viene la liturgia de la palabra, un resumen de toda la Sagrada Escritura, de toda la historia de la salvación, de todas las acciones maravillosas de Dios con nosotros; posteriormente tenemos la posibilidad de celebrar en esa misma liturgia todo el sentido bautismal, y poder renovar nuestros compromisos bautismales, ojala en las liturgias en las parroquias pudieran haber también bautismos para que se entienda mucho mejor el sentido de la celebración, para culminar luego con la liturgia eucarística», explicó Monseñor Nieto

Aunque la celebración de la Semana Santa es la más importante para la Iglesia católica, para algunas personas ésta es tan solo una semana de vacaciones. Frente a esto Monseñor Nieto dice que es «hermoso que en medio de todo nuestra sociedad da cierta posibilidad de descanso, pero estaríamos muy equivocados si lo tomáramos solamente como eso. Es un descanso ya que se nos brinda la oportunidad pero para reencontrarnos con la Palabra, para reencontrarnos con el Señor, con los hermanos en la vida en familia y para reencontrarnos con el misterio del amor de Dios en los sacramentos. Por eso una tarea para un buen cristiano es hacer un examen de arrepentimiento, una buena confesión, el recibir el perdón de los pecados y el poder celebrar gozosos todos estos misterios salvíficos alrededor del Misterio Pascual. Yo creo que estamos llamados a resucitar con el señor, ese es el llamamiento».

«Entonces a lo que nos invita la Semana Mayor, pero particularmente ese sentido del Misterio Pascual, es el de experimentar la grandeza del misterio de la misericordia de Dios. La grandeza de un padre Dios que quiso revelarse, como tal en Jesucristo se completa esa revelación, y lo que nos dice fundamentalmente es que Dios es misericordia, que Dios es bondad, que Dios es amor, que Dios nos perdona», concluyó Monseñor.

Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.

 

 

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