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"En el bautismo, pasamos de la muerte a la vida", dice arzobispo de Curitiba

Curitiba (Martes, 30-03-2010, Gaudium Press) En la semana en que católicos de todo el mundo se preparan para celebrar la muerte y resurrección de Jesucristo, el arzobispo de Curitiba, Mons. Moacyr José Vitti, discurre sobre el origen y la importancia de la fiesta de la Pascua, en un artículo escrito especialmente para esta ocasión.

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Mons. Moacyr José Vitti

Mons. Moacyr inicia su texto explicando el origen de la Pascua católica. «Conforme narran los Evangelios, Jesús resucitó en el primer día de la semana», dice. Por esta razón, los primeros cristianos comenzaron a reunirse cada semana para celebrar su fiesta, no más en el sábado, como hacían los judíos, sino al día siguiente, aquel que los romanos llamaban «día del Sol».

Posteriormente, explica el arzobispo, se modificó también el nombre de este día, que pasó a ser llamado «día del Señor», dies Dominicus. «Al comienzo, por lo tanto, no había ni la Fiesta de Navidad, ni las fiestas de Nuestra Señora, ni cualquier otra fiesta. Había la celebración semanal de la resurrección del Señor y nada más», aclara.

El arzobispo explica que con el pasar del tiempo los cristianos sintieron la necesidad de celebrar de un modo especial este acontecimiento central de la fe y, de esta forma, instituir la primera de todas las fiestas, la Pascua, considerada el «Domingo de los domingos», la «Fiesta de las Fiestas». El prelado recuerda que ya a comienzos del siglo II esta fiesta estaba difundida en todas las comunidades cristianas, siendo su punto culminante la asamblea nocturna de oración, que concluía con la Celebración Eucarística.

Conforme Mons. Moacyr, la resurrección de Cristo es antes que nada «una invitación para tomar consciencia de la verdad fundamental de nuestra fe». «Muchos reducen el cristianismo a una larga lista de imposiciones y de preceptos morales, otros lo identifican con algunos elementos frecuentemente secundarios de la doctrina católica; pocos, tal vez, estén realmente conscientes de que todo esto que creemos se resume en la intervención de Dios que en Cristo derrotó la muerte», afirma.

Mons. Moacyr también resalta que la fiesta de la Pascua nos conduce a reflexionar sobre nuestra misión de testimonios de la resurrección. El arzobispo de Curitiba explica que testigo es aquel que asistió a un acontecimiento, vio lo que se realizó y oyó las palabras pronunciadas. «Y los apóstoles son un ejemplo de eso, porque estuvieron con Jesús, comieron y bebieron con Él, escucharon sus enseñanzas y vieron sus milagros».

Pero él se pregunta: «¿Y nosotros, hoy, cómo podemos ser testigos si no vimos y no escuchamos nada? Y no obstante, repetimos con convicción: somos testigos del Resucitado. ¿De qué modo? Solamente lo somos si hemos pasado por la experiencia de la resurrección», afirma.

El prelado cita entonces el bautismo como camino para esta experiencia. Según él, en el bautismo pasamos de la muerte a la vida, de forma que, «si podemos afirmar que a partir de aquel momento nuestra vida cambió completamente y que nada restó en nosotros de la vida antigua, entonces podemos presentarnos como testigos de la resurrección».

 

 

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