Buenos Aires (Miércoles, 14-04-2010, Gaudium Press) En la tarde del lunes pasado, durante la eucaristía celebrada en la catedral metropolitana de Buenos Aires llamada «Misa por la Educación», el Cardenal Jorge María Bergoglio, arzobispo de la ciudad, reflexionó sobre la educación que se imparte en el país gaucho, teniendo como fondo de cuadro la situación de los apóstoles antes de la primera aparición de Cristo resurrecto, y en la perspectiva las próximas celebraciones que conmemorarán el Bicentenario de la Independencia del país.
«¿Estamos educando en la esperanza? – se pregunta el purpurado. ¿Estamos educando para la esperanza? O repetimos el microclima de esa mañana, de esa tarde dentro de la casa donde estaban los discípulos? ¿Sabemos educar en esperanza? Y me pregunto también, en vísperas de estos 6 años que vamos a celebrar el Bicentenario de nuestra independencia: ¿Sabemos que significa para la Patria que sus chicos, sus jóvenes, sus universitarios, sean educados en esperanza?»
Una educación que muestre a los jóvenes el patrimonio legado desde el origen de la Patria, y que basado en ese conocimiento, proyecte su acción hacia el futuro, son algunos de los lineamientos enunciados por el primado de Argentina para orientar la formación de las nuevas generaciones: «Abrir horizontes, hacia delante y hacia atrás. Educar para la esperanza en la Patria es hacer consciente que ese chico tiene un horizonte hacia el pasado que es lo que recibió como patrimonio de los que nos precedieron, de los que hicieron la Patria; y enseñarle a ese chico, a esos jóvenes que la Patria no empezó hoy porque tenemos una herencia que recibir, que custodiar pero también una herencia que trabajar en el presente para proyectarla en las utopías del futuro. Lo que hemos recibido de nuestros padres, si hay educacion para la esperanza, lo tenemos que transmitir, enriquecido, a nuestros hijos», dijo.
Entretanto, gran responsabilidad cabe a quienes dirigen la nación, pues su testimonio de vida es fundamental para el sostén de la nación: «Hoy la Patria nos pide a los dirigentes mucho trabajo. Trabajar en lo que hemos recibido! para hacerla crecer y proyectarla hacia el futuro. Si no damos testimonio de esta capacidad de horizonte y de trabajo, nuestra vida terminará en un rincón de la existencia llorando la milonga de nuestro fracaso como educadores, como hombres y como mujeres.»
Finalmente , el Cardenal Bergoglio imploró a Jesucristo la misma fuerza que Él concedió a los temerosos apóstoles, que los convirtió en hombres grandes: «Le pido al Señor hoy que haga lo mismo que hizo esa tarde con ese conventillo que se había armado en la casa de los discípulos, con esas internas mezquinas de miedo, desorientación y nos sopapee con la luz de la grandeza. La grandeza que nos dio El y la grandeza de la Patria!.»
Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Buenos Aires.
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