Puerto Príncipe (Lunes, 19-04-2010, Gaudium Press) En carta divulgada este domingo, 18, en el site de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), el presidente de la Cáritas Brasileña y obispo de Jales, estado de San Pablo, Mons. Luiz Demétrio Valentini, que está de viaje en Haití para dar continuidad a la campaña en favor de las víctimas del terremoto del 12 de enero, describió sus impresiones sobre el país caribeño que, según el religioso, todavía conserva las marcas de la tragedia.
Mons. Luiz Demétrio Valentini |
Mons. Luiz inicia su mensaje diciendo que ya en el sobrevuelo a la capital de Haití, Puerto Príncipe, era posible percibir la ciudad arrasada. Según el religioso, ciertas cuadras parecen un montón de destrozos. «Haití todavía convive con los escombros. No fueron removidos. Y convengamos que no es fácil removerlos. Si años después de la guerra, en Europa, aún se podía ver algunas consecuencias de la destrucción, ¿por qué se imaginaría que el pobre Haití fuese capaz de barrer de la ciudad y de la memoria los vestigios del terremoto? Por muchos años, con seguridad, Haití va vivir bajo el espectro de esta tragedia», declara.
En el suelo, según el prelado, se puede verificar mejor lo que se veía desde allá arriba. «Los espacios vacíos, como plazas o campos de deporte, fueron todos ocupados por millares de tiendas, para albergar a los que perdieron sus casas o no tienen el coraje de abrigarse bajo de estructuras completamente comprometidas», dice. De acuerdo con Mons. Luiz, durante el día, muchos haitianos deambulan atónitos por las calles de la capital, «todos buscando sobrevivir».
Conforme el obispo, al ver este cuadro de miseria y desesperación en Haití, volvió a su mente la pregunta que persistía en imponerse ya antes de la tragedia. «Al final, en este Caribe que lleva la fama de exuberante y encantador, ¿por qué algunos países fueron adoptados por el progreso y otros quedaron relegados al subdesarrollo?». Para el presidente de la Cáritas Brasileña, sea cuales fueren las razones que se den para esta situación, es cierto que Haití aún paga caro «por haber madrugado en su independencia y haber sido osado en la abolición de la esclavitud ya a inicios del siglo XIX».
Concluyendo su mensaje, Mons. Luiz afirma que una carta no cuenta todo y éstas pocas líneas escritas por él sobre la condición del país caribeño sirven apenas para abrir el interés de las personas, «para darnos cuenta de las muchas causas que están en juego en este país que todos adoptamos como interpelación del pasado y como profecía del futuro», dice.
Deje su Comentario